viernes, 8 de marzo de 2013

Libercine/María de Mónica Lairana


La mano (me) tiembla. María de Mónica Lairana.

Hoy es el Día de la Mujer y ayer se inauguró oficialmente el 5 FESTIVAL LIBERCINE. Diversidad sexual y género. El festival, dirigido por Néstor Granda, cuenta con el apoyo del INCAA, el Ministerio de Desarrollo Social a través de la Dirección Nacional de Juventud, el Inadi, y la Dirección de Políticas de Género de la Nación. Fui convocada para ser jurado de la Competencia Internacional, junto a Cristóbal Sobera y Julio Caloggero, así que allí estaré atenta a descubrir nuevas formas y nuevas contenidos.

La noche de ayer fue muy especial. La sala Arte Cinema estaba llena. Amen de los agradecimientos correspondientes, y el repaso de la programación, se destacó la presencia de la Muestra del Primer FESTDIVQ, de VENEZUELA y del realizador norteamericano Mark Freeman que llegó para presentar Transgender Tuesdays. No me puedo explayar sobre las películas en competencia por obvias razones, pero sí puedo, y siento que debo en un día como hoy, detenerme en el cortometraje de Apertura: María de Mónica Lairana. Una decisión de curación contundente y acertada para inaugurar un festival con estas características.

Tratar de explicar la trama de María (el primero pasó esto, y después esto otro) sería ir en contra del mismo film. María habla de las personas, las mujeres, a las que les robaron  su historia al cercenarles su libertad para la explotación sexual. Pero Mónica Lairana nos deja esa información en el fuera de campo (a estas alturas ¿alguien se animaría a decir que el tema no existe, o no se enteró que existía?) para meternos de una manera cruda, sin concesiones, a través de una cámara que por momentos tiembla, en la cotidianeidad de María, en las horas sin día.

Lairana, de experiencia en el cortometraje, de alguna manera continúa en este último trabajo lo que había iniciado en el multipremiado Rosa. No solo porque vuelve a elegir el nombre propio para titular sino también porque vuelve a la cámara observacional, al plano secuencia, a los espacios que no son ni embellecidos, ni afeados para la ocasión: que son. A propósito del encuadre, y si bien la cámara se mantiene mayormente fija (con su peso y su presencia) para retratar las horas de María, percibí momentos donde la cámara se mueve: sutil casi imperceptible.

¿Es que a quién no le temblaría el pulso, aunque sea una ficción, al recrear una situación donde una mujercita mantiene relaciones sexuales con hombres que evidentemente no conoce, con los que ni siquiera intercambia ninguna palabra, que no la nombran, que la tratan (más bien sería destratan)  como un pedazo de carne? Aunque nosotros sabemos, porque vimos su rostro, que María es María, que María no es solo un cuerpo, que tiene una mirada.



Del transcurrir de María (¿es de noche o de día en ese cuarto sucio?), Lairana nos muestra el sexo con dos hombres sin poses estéticas, con los pliegues de la piel que generan extrañas formas. Aunque, sabemos, a las mujeres robadas, las obligan a estar con muchos hombres más, la recreación de estos dos encuentros es suficiente para acercarnos, tener apenas una idea, de lo que atraviesa María. Y hay que tener coraje como actriz, como actor y como cineasta para mostrar el sexo así.

Es que no importa la cantidad, tampoco mostrar sangre. No, Lairana está lejos de la espectacularidad que tapa el contenido en pos de que las cosas, aún las más cruentas, se vean “bien”. Hay que decir que no es pionera en elegir este tema para hacer un cortometraje: Un par de años atrás Trata de  Víctor Postiglione también lo abordó. Este último corto buscaba (con otros recursos y otra estética) instalar al tema, darlo a conocer. Hoy, insisto, el tema está instalado. Y hoy la urgencia es entender cabalmente, tomar conciencia, real conciencia, de qué se trata este asunto del rapto de mujeres para la explotación sexual.

Por eso, con las emociones a flor de piel, el pulso que me tiembla, y la garganta acongojada, escribo este texto sin tener, quizás, la distancia suficiente como para hacer un análisis cinematográfico más acabado. Aunque la verdad, no sé si hoy eso me importa. Lo que quiero decir, a todas las mujeres en su día (y hombres también) es: No a Violencia contra las Mujeres. No a la trata de personas. No.

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