lunes, 27 de agosto de 2012

Presenté Estado Transitorio Cinefilia en el Siglo XXI


Presenté en Buenos Aires Estado Transitorio Cinefilia en el Siglo XXI. Todavía me cuesta creerlo. Uso el pasado y digo ¿ya es el pasado? Es que añoré por mucho tiempo, quizás demasiado,  este libro. Y hoy tengo dos sentimientos contradictorios al respecto: por un lado quiero, finalmente, desprenderme. Por el otro me digo que tengo que luchar un poco más para que el libro suene aquí y allá. Y sí, esto recién empieza


Este es mi tercer libro… Aunque no sé si la cuenta significa algo… Y es bastante particular porque no me refiero a un director, o cinematografía específica sino que en este caso las películas están para ilustrar algunas ideas que tengo a propósito del presente y el devenir del cine. Atención, no quiero transformarme en una gurú. Justamente una de las cosas que sostengo  es que me refiero a un presente que puede cambiar, por tanto lo que en el libro se dice debería tomarse de alguna manera como “transitorio”.

La palabra “transitorio” viene también a colación de que en la actualidad no podemos decir el cine es tal cosa o tal otra, como por ejemplo lo discutieron fervientemente las vanguardias del Siglo XX , sino que el cine está siendo.  Y que esa manera de expresarse tiene que tratar de ser de alguna manera interpretada. Explico todo esto y me siento uno de esos directores que dan cuenta de sus películas para que el público “las entienda”. Lejos de eso, el libro empieza con una frase de Deleuze que traduciéndola burdamente sería un “tómalo o déjalo”.

Es tan satisfactorio y al mismo tiempo un poco angustiante presentar un libro. Por un lado hay una inmensa felicidad, por el otro uno se llena de dudas. ¿Habré dicho lo suficiente? ¿Por qué me olvidé de decir esto, o lo otro?  ¿Los que asistieron al evento se habrán sentido contenidos o parte del discurso? Lo que termina siendo 100% certero es que el que fue, o el que no pudo ir pero te saludó, es porque tiene empatía con vos. En mi caso me pone contenta recordar las personas que asistieron a esta presentación. Y a lo mejor me ponga un poco melancólica pensando en las que no asistieron...

Quizás suene fuerte lo que digo pero para mí presentar un libro es como un antes y después… Es que en libros así (que no son editados por una multinacional, ni bancados por una corporación o nada por el estilo) uno tiene la “ilusión” de que, y como para seguir con los refranes populares, puso toda la carne al asador. Y digo ilusión porque justamente en uno de los textos del libro me explayo sobre esa mentira que nos creamos los que escribimos cuando creemos que estamos siendo del todo honestos. ¿Acaso no hay pulsiones que nos atraviesan que ni nosotros mismos podemos controlar del todo?



Dejo formulada la pregunta. En Estado Transitorio esbozo una respuesta. Es que el libro es un objeto en sí y tiene su lógica y esqueleto… por eso es un libro. Y por eso no puede ser traducido ni al formato de un blog. ni siquiera al relato oral. Fue escrito para ser leído como un todo.

Gracias a todos los que me acompañaron física y espiritualmente y me apoyaron en este proceso de creación y concreción.