La crítica en foco,
Panel 26 Festival de Cine de Mar del Plata de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina.
(Vaccaro, Satarain, Quispe Medina, L.C; Spiner)
Lo de más abajo es un apunte, una parte de lo que dije en el panel de referencia. Espero poder corregir el resto en los días subsiguientes para agregarlo. Lo que me motiva a postear este fragmento, estas ideas un poco sueltas, es la ílusión de que ciertos temas se sigan discutiendo, y se instalen en lo social. Termino la reflexión refiriéndome a This is not a film, del cineasta iraní Jafar Panahi.
“La crítica nos enseñó a que nos gustaran a la vez Rouch y Eisenstein. A ella le debemos no excluir determinado aspecto del cine en nombre de otro aspecto distinto. (…) Nosotros, por nuestra parte, somos los primeros cineastas que sabemos que Griffith existió.” Jean Luc Godard.
Quisiera referirme hoy al tema de la subjetividad de la crítica. Pues a medida que el espacio para la crítica cinematográfica va desapareciendo de los diarios, emerge (en las revistas, los libros, los blog) una nueva forma de escribir que, en algunos casos, se acerca a la poesía y no reniega (como los papers académicos, o los textos de los diarios) usar el pronombre personal “yo”.
El "yo" es una convención que indica que hay alguien detrás de esas palabras, alguien que se hace responsable, una mente que responde a un momento y un lugar particular: ni un dogma, ni una interpretación atemporal o absoluta y que el “yo” tampoco puede controlar del todo. Esto es su propia neurosis, sus deseos y pulsiones, sus represiones. Sumados estos aspectos, de manera involuntaria la mayoría de las veces, se diseminarán a lo largo del escrito. Con el correr de los años el crítico finalmente descubre que, en mayor o menor medida, al escribir o hablar de determinadas películas está escribiendo su propia historia: conciente e inconciente.
Ahora bien, si no se puede considerar un texto en un diario como crítico (la lógica del mercado está haciendo que los críticos se alejen de ese formato), si la crítica es subjetiva, ¿para qué sirve la crítica? Mucho se ha hablado con respecto a la nulidad, la inutilidad de la crítica de cine, pero generalmente desde un sesgo negativo. Sin embargo, a mi criterio, es esa característica la que la hace interesante: Preguntar para qué sirve una crítica es como cuestionar por qué existe la ópera, para qué leer una novela, para qué asistir a una obra de teatro o mirar una película. Preguntar para qué sirve la crítica es buscarle un sesgo utilitario.
La crítica no sirve para nada, excepto para algunas cosas: hacernos comprender un poco más el cine, su estética y su historia, transformar de una u otra manera nuestra mirada, descubrirnos películas que sería difícil conocer a través de la ley de oferta y demanda. Además están las actividades que le competen o que hace suyas con entusiasmo como la programación, la organización de eventos, la asistencia a festivales, la difusión de materiales a los que no se les presta demasiada atención, la restauración y la enseñanza
Además, si la crítica es subjetiva, está más cerca del arte. Y como dijo el novelista y ensayista inglés John Berger: “El arte no puede resolver nada, ni cambiar nada, pero sí puede cambiar algo. Un recuerdo, un sentimiento, un legado, una manera de entender las cosas.” A propósito de esto pienso, por ejemplo, en el cine iraní y en unas palabras que me dijo el crítico norteamericano Jonathan Rosenbaum una vez en Buenos Aires y que volvimos a conversar cuando estuvo por unos pocos días en Mar del Plata hace unos años:
“Creo que la principal lección que le ha dado el cine iraní al mundo es ética. Es el cine más ético y también nos enseña cómo hacer films a partir de una simplicidad de medios. No son películas caras, muy pocas de ellas fueron hechas en estudio, no usan actores profesionales, etc. Y hay algo más, algo de lo que los críticos no hablan mucho pero que creo muy importante: tenemos muy pocas oportunidades de saber sobre Irán como país fuera del cine. Esto solo, convierte al cine iraní en algo muy importante, y aun si la gente no lo considerara arte, tendrían algo que enseñarnos”
Pienso en la película iraní This is not a film (Esto no es una película) de Jafar Panahí, el testimonio en primera persona del mismo Panahi que se concentra en los momentos preliminares a que le den el veredicto de su condena (una condena absurda, como todas las acusaciones de este tipo). Más absurda es la pena que le impusieron a posteriori: 6 años de prisión, y 20 años sin filmar.
Pienso en la película iraní This is not a film (Esto no es una película) de Jafar Panahí, el testimonio en primera persona del mismo Panahi que se concentra en los momentos preliminares a que le den el veredicto de su condena (una condena absurda, como todas las acusaciones de este tipo). Más absurda es la pena que le impusieron a posteriori: 6 años de prisión, y 20 años sin filmar.
Entonces, ¿la película no sirvió para nada? ¿Panahi no tendría que haber dado su testimonio en primera persona? Yo creo fervientemente que sí, que lo mejor que pudo hacer es realizar esa película. Eso es, como dijo Susan Sontag, hacer uso de la "estética de la resistencia". Y la crítica, ,como ciertas películas, son a a veces textos de resistencia: al mercado, a la injusticia, a la violencia. Aún cuando solo existan en internet, o sean realizados con una cámara digital.