martes, 26 de abril de 2016

Película argentina ganadora 18 Bafici: La larga noche de Francisco Sanctis

No  soy de las que cree que el cine argentino haya agotado todo lo que tenía que decir sobre la Dictadura Militar argentina y por eso celebro cada expresión nueva sobre el tema. La ganadora del 18 Bafici: La larga noche de Francisco Sanctis, basada en la novela de Humberto Constantini, es una  muestra de que muchas más historias pueden ser contadas al respecto, aún cuando estas expresiones sean ficciones puras como esta y contadas por directores (Andrea Testa y Francisco Márquez) que no fueron actores directos de esa época de horror.

También creo que es erróneo sostener que el colectivo denominado un poco arbitrariamente nuevo cine argentino (digo arbitrariamente porque en los sesenta ya había existido uno y porque los directores no se sentían parte de un grupo en sentido estricto) no abordó la Dictadura Militar. Directoras como Ana Poliak y Albertina Carri en un tono mucho más testimonial, por momentos documental, no esquivaron el desafío de tratar de articular un discurso sobre lo indecible, lo horroroso. Por ejemplo, Ana Poliak en La Fe del volcán, elegía un relato centrado en el uso de la primera persona para bucear en lugares de su infancia que en su recorrido encuentra modificados para siempre. Albertina Carri prefería, para contar y recordar a sus padres desaparecidos, intercalar el relato testimonial con animaciones. En ambas películas, la presencia de la primera persona era fundamental para estructurar el relato. Ellas transitaron una línea que con el tiempo fue cobrando fuerza a inauguró todo una corriente: la del documental en primera persona testimonial donde el recuerdo personal funciona como muestra de algo macro. 

La larga noche de Francisco Sanctis es un relato totalmente ficcional pero no por eso abyecto. La larga noche de Francisco Sanctis no es La vida es bella de Begnini, un film polémico por dejar en fuera de campo el horror de los campos de concentración y tratar de articular una comedia en medio de todo eso. Al contrario, si bien hay un entorno que los directores eligen deliberadamente no mostrar (las reuniones clandestinas, las armas, los falcon verdes, las vestimentas, los militares, los cantos) no por eso no traslucen la opresión que se vivía en ese momento. Menos es más, dicen algunos, y de alguna manera eso se pone en juego en este film.


Por otro lado, se pone en juego en el film la microfísica del poder: para que un Estado represor sea efectivo tiene que crear y hacer crecer policías en cada uno de los habitantes. Así funciona la esposa de Francisco y su amigo, como los personajes de la inteligente Terror y Miserias del Tercer Reich, de Brecht.
Es cierto que el film tiene algo genérico (y por eso algunos lo han comparado con Después de Hora de Scorsese) pero la historia supera al género. Francisco podría haberse hecho el tonto con la información que le llega pero elige hacer algo, elige ayudar: no es un héroe (duda, se siente contrariado, teme) pero finalmente asume el compromiso de salvar a dos personas. Efectivamente, los desaparecidos no son una cuestión de cantidad. Aún cuando hubieran sido solo esos dos su desaparición habría sido una aberración.

Uno de los libros más conmovedores que leí en mi vida fue Frente al límite de Todorov. En este el teórico búlgaro describe y testimonia la vida de personas “comunes” que salvaron a muchos deportados durante la Segunda Guerra Mundial. La historia de Constantini habla de estos. Interpretada magistralmente por Diego Velázquez, tiene también la virtud de recrear una Buenos Aires nocturna sin gente en las calles, silenciosa, de toque de queda, donde solo se escuchan los eventuales pasos de algún que otro transeúnte. 

Tengo alguna que otra duda con respecto a la recepción: ¿qué entenderá, o cómo leerá la película, aquel que no esté familiarizados con la Dictadura Militar argentina? ¿Pensará que el periplo nocturno de Francisco es fruto de una especie de paranoia o asfixia propia de un hombre de clase de media que sin posibilidades de crecer y con dos hijos cree que tiene que salvar a dos personas? Realmente, esperamos que no. Si de filiaciones se trata más que con Después de Hora de Scorsese creo que su pariente lejano es La muerte del Señor Lazarescu, del rumano Puiu, donde también un hombre es víctima de un sistema.

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