50 sombras de Grey
¿Por qué denostar de antemano una
película? ¿Por qué ser prejuiciosa o condenatoria a priori con un fenómeno
masivo que despierta interés en una franja importante de los espectadores? Fui
a ver Las 50 sombras de Grey sin muchas
expectativas en cuanto a lo cinematográfico pero con alguna expectativa en
cuanto al contenido. Este, basado en el
bestseller de E.L James, cuenta la
historia de una señorita que se enamora de un señor que tiene gustos sexuales
que salen de la norma, al menos así lo informaba su trailer.
En general, la película fue lo
que intuía: cinematográficamente pobre, con protagonistas más bien planos (de
acuerdo con como el analista Casetti define a los personajes, sin mucha profundidad
psicológica detrás) y con momentos que a mí me resultaron un tanto soporíferos
e incluso cómicos. Me explico: para tener intimidad corporal como lo muestran
dos escenas de la película habría que tener un certificado Senior de Yoga
Iyengar, como para empezar. Por otro lado, los contenidos son lavados. Sin ir
más lejos, la ópera prima de la argentina Anahí Bernerí, Un año sin amor, que trataba de algo similar, era más cruda.
Sin embargo, más allá de estos
comentarios (defensivos quizás) creo que está bien ver Las 50 sombras de Grey. Y también me parece bien tratar de decir
algo sobre esta sin caer en lugares condenatorios con respecto a uno u otro
personaje. O incluso contra la película misma a la que sí, habría muchas
razones para calificar de “mala”. No estoy en contra de las lecturas indignadas
sobre la película pero no las comparto. No me pareció que la película (no leí
el libro) glorifique el vínculo que tienen estos personajes (lo que vi la mayor
parte del tiempo es confusión y el sufrimiento de Anastasia quien en general más
que disfrutarlo a Christian, lo padece). Tampoco me irrita que sea una película
vista por mucha gente y su aporte al cine como arte sea casi nulo.
No me pareció estar frente al
caso de una película que glorifica la violencia de género porque en los
vínculos sadomasoquistas el dominante y el dominado son roles consentidos de
antemano. Por otro lado, Anastasia, a pesar de parecer exteriormente débil, tiene
convicciones, educación universitaria, un padre y una madre que la quieren, un
trabajo, amistades y, lo más importante, una fuerza interior que le permite
abrirse por sí sola del asunto cuando llega el momento, cuando siente que hasta
ahí llegó. Igual, el cuento no es un cuento de rosas y se presta a la
controversia.
Fundamentalmente, el hecho de que
el muchacho sea multimillonario le agrega un condimento gris a algo de por sí
gris. Aunque ¿no podríamos pensar que la riqueza de Christian es un artilugio,
una licencia de la ficción, para darle a este como personaje la posibilidad de de
ir y venir, de estar en todos lados? Lo que percibí, porque me costó tomarme la
película del todo en serio, es que Christian es, salvando las distancias, muy
parecido al vampiro Edward, el personaje de Crepúsculo:
los dos aparecen en todos lados. Inclusive en ambas películas, hay dos
personajes femeninos a los cuales la intimidad sexual las puede modificar esencial
y físicamente: Bella al transformarse en una vampira, Anastasia al transformarse
en una sumisa que entrega su cuerpo a las pulsiones perversas de Christian
Grey.
Pero a diferencia de Bella,
Anastasia no termina para siempre sumida en el mundo de las reglas locas y
agobiantes de Christian, en su necesidad frenética de control. Su nombre mismo,
quizás, la resguarda de eso: Anastasia es un personaje femenino de una película
producida por Fox, y unas cuantas secuelas, que trata de una muchachita con linaje
imperial que por amor renuncia a los beneficios como duquesa.
La Anastasia de Las 50 sombras quizás se llame así por
este personaje del año 1997 que, como ella, renuncia al mundo de la riqueza,
renuncia al mito del Príncipe Azul. Claro que la Anastasia de los ’90 renuncia
por amor y nuestra Anastasia, del Siglo XXI, renuncia por desamor: queda claro
en el final que lo que el ultra millonario tiene para ofrecerle a Anastasia le
resulta insuficiente. Anastasia, al menos en esta primera parte (dado al éxito
de taquilla del film Universal Pictures está negociando con la autora la
secuela) renuncia a ser una princesa encerrada en un castillo del horror.
Por eso, no me parece que la película
sea celebratoria del vínculo que tienen los protagonistas. En tal caso, muestra
una relación compleja, con ribetes oscuros, muestra cuanta confusión viene de
la mano del alboroto hormonal. En un punto, también barre ese concepto tan
inculcado en las películas, y en la vida misma, de que la mujer tiene que
esperar al hombre “perfecto” para tener su primera relación sexual. ¿Quién
dudaría a primera vista de que Grey es el hombre perfecto? Y sin embargo…
De todas maneras, la película no
va al fondo de ninguna cuestión. Muchas de las escenas más complejas están
lavadas, no se meten de lleno en el meollo del asunto, ni en las auténticas
consecuencias físicas de ciertas prácticas. Por ejemplo, en la escena más
revulsiva de la película – cuando Anastasia acepta ser “castigada” – vemos sí su
sufrimiento pero no la consecuencia: el después físico, la marca corporal
(imagino que el libro profundiza en estas cuestiones irritantes). Esta escena
es lo más “lejos” que llega el film después de la cual Anastasia decide irse.
En síntesis, no vi ni una
película “erótica”, ni una película que celebre la violencia de género. Vi una
película de un enganche complejo del que es difícil, aunque no imposible - como
lo deja en claro el último plano- zafar.
Coincido.
ResponderEliminarEn mi caso no vi la película aún, pero sí leí el libro y para nada me parece que glorifique la violencia de género, Anastasia por su parte accede a las condiciones que Christian le impone y él, no la obliga a nada tampoco, le da su espacio.
Con respecto a lo de Crespúsculo, por lo que tengo entendido la autora se basó en los libros o películas de esa saga para escribir una "fanfiction" que terminó siendo 50 Sombras, de ahí tal vez el parecido con los personajes.
A mi algo que me molestó, aunque no creo que sea culpa de la película sino de la distribución de ellas en los cines, es que se le haya dado tanto espacio, con una gran oferta de horarios a 50 Sombras, mientras que a otras películas como Birdman (que se estrenó el mismo día), Whiplash o Selma tenga quizás una o dos funciones al día (en el caso de Whiplash, hasta fueron escasos los cines donde la proyectaron). Con esto no quiero decir que porque sean superiores deberían tener más lugar, no la vi así que no puedo opinar sobre ello y entiendo que a 50 Sombras le den tanto lugar porque es un film muy esperado por mucha gente, pero esos tres films que mencioné anteriormente en mi opinión, se merecen más atención, no sólo por haber sido nominados a los Oscars (y Birdman haberse llevado la estatuilla más importante) sino porque son grandes películas que en las salas argentinas lamentablemente están pasando desapercibidas. Mientras que 50 Sombras vive rompiendo records, y por lo que estuve escuchando y leyendo, no es una gran película.