sábado, 21 de febrero de 2015

50 sombras de Grey

50 sombras de Grey


¿Por qué denostar de antemano una película? ¿Por qué ser prejuiciosa o condenatoria a priori con un fenómeno masivo que despierta interés en una franja importante de los espectadores? Fui a ver Las 50 sombras de Grey sin muchas expectativas en cuanto a lo cinematográfico pero con alguna expectativa en cuanto al contenido. Este, basado en el bestseller de E.L James, cuenta  la historia de una señorita que se enamora de un señor que tiene gustos sexuales que salen de la norma, al menos así lo informaba su trailer.

En general, la película fue lo que intuía: cinematográficamente pobre, con protagonistas más bien planos (de acuerdo con como el analista Casetti define a los personajes, sin mucha profundidad psicológica detrás) y con momentos que a mí me resultaron un tanto soporíferos e incluso cómicos. Me explico: para tener intimidad corporal como lo muestran dos escenas de la película habría que tener un certificado Senior de Yoga Iyengar, como para empezar. Por otro lado, los contenidos son lavados. Sin ir más lejos, la ópera prima de la argentina Anahí Bernerí, Un año sin amor, que trataba de algo similar, era más cruda.

Sin embargo, más allá de estos comentarios (defensivos quizás) creo que está bien ver Las 50 sombras de Grey. Y también me parece bien tratar de decir algo sobre esta sin caer en lugares condenatorios con respecto a uno u otro personaje. O incluso contra la película misma a la que sí, habría muchas razones para calificar de “mala”. No estoy en contra de las lecturas indignadas sobre la película pero no las comparto. No me pareció que la película (no leí el libro) glorifique el vínculo que tienen estos personajes (lo que vi la mayor parte del tiempo es confusión y el sufrimiento de Anastasia quien en general más que disfrutarlo a Christian, lo padece). Tampoco me irrita que sea una película vista por mucha gente y su aporte al cine como arte sea casi nulo.

No me pareció estar frente al caso de una película que glorifica la violencia de género porque en los vínculos sadomasoquistas el dominante y el dominado son roles consentidos de antemano. Por otro lado, Anastasia, a pesar de parecer exteriormente débil, tiene convicciones, educación universitaria, un padre y una madre que la quieren, un trabajo, amistades y, lo más importante, una fuerza interior que le permite abrirse por sí sola del asunto cuando llega el momento, cuando siente que hasta ahí llegó. Igual, el cuento no es un cuento de rosas y se presta a la controversia.

Fundamentalmente, el hecho de que el muchacho sea multimillonario le agrega un condimento gris a algo de por sí gris. Aunque ¿no podríamos pensar que la riqueza de Christian es un artilugio, una licencia de la ficción, para darle a este como personaje la posibilidad de de ir y venir, de estar en todos lados? Lo que percibí, porque me costó tomarme la película del todo en serio, es que Christian es, salvando las distancias, muy parecido al vampiro Edward, el personaje de Crepúsculo: los dos aparecen en todos lados. Inclusive en ambas películas, hay dos personajes femeninos a los cuales la intimidad sexual las puede modificar esencial y físicamente: Bella al transformarse en una vampira, Anastasia al transformarse en una sumisa que entrega su cuerpo a las pulsiones perversas de Christian Grey.

Pero a diferencia de Bella, Anastasia no termina para siempre sumida en el mundo de las reglas locas y agobiantes de Christian, en su necesidad frenética de control. Su nombre mismo, quizás, la resguarda de eso: Anastasia es un personaje femenino de una película producida por Fox, y unas cuantas secuelas, que trata de una muchachita con linaje imperial que por amor renuncia a los beneficios como duquesa.

La Anastasia de Las 50 sombras quizás se llame así por este personaje del año 1997 que, como ella, renuncia al mundo de la riqueza, renuncia al mito del Príncipe Azul. Claro que la Anastasia de los ’90 renuncia por amor y nuestra Anastasia, del Siglo XXI, renuncia por desamor: queda claro en el final que lo que el ultra millonario tiene para ofrecerle a Anastasia le resulta insuficiente. Anastasia, al menos en esta primera parte (dado al éxito de taquilla del film Universal Pictures está negociando con la autora la secuela) renuncia a ser una princesa encerrada en un castillo del horror.

Por eso, no me parece que la película sea celebratoria del vínculo que tienen los protagonistas. En tal caso, muestra una relación compleja, con ribetes oscuros, muestra cuanta confusión viene de la mano del alboroto hormonal. En un punto, también barre ese concepto tan inculcado en las películas, y en la vida misma, de que la mujer tiene que esperar al hombre “perfecto” para tener su primera relación sexual. ¿Quién dudaría a primera vista de que Grey es el hombre perfecto? Y sin embargo…

De todas maneras, la película no va al fondo de ninguna cuestión. Muchas de las escenas más complejas están lavadas, no se meten de lleno en el meollo del asunto, ni en las auténticas consecuencias físicas de ciertas prácticas. Por ejemplo, en la escena más revulsiva de la película – cuando Anastasia acepta ser “castigada” – vemos sí su sufrimiento pero no la consecuencia: el después físico, la marca corporal (imagino que el libro profundiza en estas cuestiones irritantes). Esta escena es lo más “lejos” que llega el film después de la cual Anastasia decide irse.

En síntesis, no vi ni una película “erótica”, ni una película que celebre la violencia de género. Vi una película de un enganche complejo del que es difícil, aunque no imposible - como lo deja en claro el último plano- zafar.



1 comentario:

  1. Coincido.
    En mi caso no vi la película aún, pero sí leí el libro y para nada me parece que glorifique la violencia de género, Anastasia por su parte accede a las condiciones que Christian le impone y él, no la obliga a nada tampoco, le da su espacio.

    Con respecto a lo de Crespúsculo, por lo que tengo entendido la autora se basó en los libros o películas de esa saga para escribir una "fanfiction" que terminó siendo 50 Sombras, de ahí tal vez el parecido con los personajes.

    A mi algo que me molestó, aunque no creo que sea culpa de la película sino de la distribución de ellas en los cines, es que se le haya dado tanto espacio, con una gran oferta de horarios a 50 Sombras, mientras que a otras películas como Birdman (que se estrenó el mismo día), Whiplash o Selma tenga quizás una o dos funciones al día (en el caso de Whiplash, hasta fueron escasos los cines donde la proyectaron). Con esto no quiero decir que porque sean superiores deberían tener más lugar, no la vi así que no puedo opinar sobre ello y entiendo que a 50 Sombras le den tanto lugar porque es un film muy esperado por mucha gente, pero esos tres films que mencioné anteriormente en mi opinión, se merecen más atención, no sólo por haber sido nominados a los Oscars (y Birdman haberse llevado la estatuilla más importante) sino porque son grandes películas que en las salas argentinas lamentablemente están pasando desapercibidas. Mientras que 50 Sombras vive rompiendo records, y por lo que estuve escuchando y leyendo, no es una gran película.

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