miércoles, 8 de mayo de 2013

Estreno en Buenos Aires: En otro país de Hong Sang-soo


Por primera vez en Buenos Aires estreno en salas de En otro país de este magnífico director sur coreano.

Quizás no sea el surcoreano Hong Sang-soo el más virtuoso de los cineastas del continente asiático: utiliza repetidamente el zoom (un recurso más afín a la t.v que al cine) y sus películas, en general, son parecidas entre sí. Tampoco, y a diferencia de algunos de sus colegas como su compatriota Kim Ki-duk, ha demostrado mucho interés en los temas folclóricos. Por otro lado, si las películas asiáticas en general se caracterizan por largos silencios, en las películas de Sang-soo los personajes hablan casi todo el tiempo. Sin embargo, esto no transforma a Sang-soo en un cineasta menor. Es justamente lo que él hace diferente del resto, lo que lo hace interesante y atrapante.

Contrariamente a gran parte del cine contemporáneo que se exhibe en festivales Hong Sang-soo es un director optimista. Podría ser, y como para bautizarlo cinéfilamente, el anti Haneke, a pesar de que en la película que nos ocupa (En otro país, filmada en inglés) “use” a la actriz fetiche del austríaco. Es que en la filmografía de Sang-soo (14 largometrajes hasta la fecha y un par de cortos), aún cuando las cosas terminen mal, terminan bien. Y mientras Haneke narra las relaciones interpersonales con el apego  y el drama intrínseco a la cultura occidental Sang-soo, por el contrario, narra las relaciones  con cierto desapego.

Sin llegar al extremo de Amour (la coda romántica de una pareja que se amó y autoabasteció toda la vida) pensemos en el personaje de La Pianista: una mujer joven aferrada a sus obsesiones y rituales obsesivos,  y comparémosla, por ejemplo, con una personaje de más o menos la misma edad de la filmografía de Sang-soo, como el protagonista de Nobody´s Daughter Haewon. Evidentemente, no tienen nada que ver. Tampoco puedo imaginarme que el personaje femenino de esta misma película (una estudiante apuesta e inteligente que desestabiliza a los hombres con los que se topa) devenga en un personaje como el de la pianista en el futuro.

Eso no significa que los personajes de Sang-soo no carguen con sus frustraciones y neurosis. Lo que los diferencia, en todo caso, es que pueden entrar y salir de ellas, no se quedan atrapados. La fluidez, que muchos usan para describir sus películas, tiene que ver con esto, con la posibilidad de entrar y salir, de apegarse y desapegarse lo cual deja como resultado una atmósfera, en el mejor sentido, liviana. Incluso a veces los personajes que pueblan sus películas tienen comentarios auto- concientes sobre su accionar. Eso los hace, al mismo tiempo, reflexivos y por momentos… patéticos.

Lo interesante del caso (el guiño) es que muchas veces este tipo de personajes - como en el caso de En otro país, Nobody´s Daughter Haewon o The day he arrives-, son intelectuales: estudiantes de humanidades e incluso, cineastas y/o profesores de cine. Si hubiera que extrapolar personalidades entre Occidente y Oriente, podríamos decir que algunos de los protagonistas de sus películas tienen giros woodyallenescos.

La palabra junto con la comida son engranajes siempre presentes en su filmografía: Comer y hablar, hablar y comer (y… ¿por qué no?) no siempre en ese orden, aparecen más tarde o más temprano en sus films. Otro aspecto que emerge, casi como un personaje más, es el clima. Sí, los personajes están como condicionados por este y muchas veces su accionar (o humor) depende de si está nublado o… hay sol.

En En otro país la interrelación con el clima es bien explícita: En las tres historias llueve, o está a punto de llover. El paraguas, que juega como un objeto chaplinesco, es el hilo conductor entre las tres Anne (siempre interpretada por la francesa Hupert): una mujer que transita distintas circunstancias en el mismo entorno: un complejo vacacional, las calles del pueblo, un posible faro, la playa- La mujer, aunque sea una Anne distinta, también se topa con los mismos personajes, como el del guardavidas.


En el primer “capítulo”, Anne es cineasta y está en el pueblo costero por mediación de otro cineasta que tiene a su esposa embarazada. Sang-soo muestra a esta última un poco déspota y manipuladora. El hombre es despistado y parece no del todo comprometido con la realidad de su situación. La directora francesa es displicente, distante y “colgada”. Al punto tal que “olvida” que en el intermedio de un festival de cine se besó con su anfitrión. La escena, aparte de ser muy graciosa, da cuenta de la intensidad o la supresión del recuerdo, en uno u otro caso. Esa es otra de las “marcas” Sang-soo, referirse a cosas serias, pero en un tono cómico.


En la segunda historia Anne está en el pueblo esperando a un amante. Aquí el sueño y el ensueño tienen un papel fundamental y Anne está todo el tiempo como entre realidades. Sang-soo confunde al espectador a propósito de si el amante finalmente llega, o no.


En la tercera y última historia Anne es una recién separada invitada al pueblo por intermedio de una amiga. La mujer, europea, se muestra un tanto caprichosa e infantil. En esta historia, hay un contraste muy marcado entre la mujer occidental y la oriental (esta es casi el reverso de la mujer oriental de la primera historia). Mientras la primera considera que el entorno tiene que satisfacerla, la segunda parece muy independiente. “La escena” de esta segunda historia es la del encuentro con el monje. Otra vez, de manera liviana (que aquí no debería ser sinónimo de light) tiene lugar un inteligente diálogo entre las tres partes sobre el apego y el despojo.
Leí en algún lugar que En otro país no es la mejor película de Hong Sang-soo.  Quizás no lo sea aunque… ¿es eso importante? ¿El cine tiene que catalogarse como una competencia deportiva? Desde este  punto de vista, considero que es una suerte para los cinéfilos que una película de este realizador coreano se estrene comercialmente y finalmente en Buenos Aires y es, además, una suerte que todavía existan películas de Sang-soo en el mundo: con sus personajes emocionalmente inestables, sus idas y venidas, su baja autoestima o vanidad, su gusto por el sexo y la comida. En fin, un cineasta que ve eso que, aún con sus momentos agridulces, define a las personas en su tránsito por la vida.

Copyleft Lorena Cancela.

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