jueves, 15 de noviembre de 2012

Eugenio Zanetti, homenajeado en Tandil Cortos 2012


Eugenio Zanetti es cordobés. En los ’60 emprendió un viaje que hoy lo hace residir entre la Argentina y Los Ángeles. Su primer trabajo en el cine fue de la mano del director e intelectual italiano Pier Paolo Pasolini. Nunca se imaginó ganador de un Oscar, pero en Hollywood se ganó uno. A propósito de esta carrera sorprendente, el maestro fue homenajeado el fin de semana pasado en Tandil Cortos. El clásico evento de la ciudad homónima (con la dirección general de Luciano Majolo y la dirección artística de Pablo De Vita) que este año celebró su 9 edición y proyectó 49 cortos entre las distintas categorías: Ficción, Animación, Documental, Videominuto, etc. 

El film que se llevó el Ojo de Piedra al Mejor Cortometraje fue "Crónica de la muerte de Paco Uribe" de Santiago Canel quien también se quedó con el Ojo de Piedra al mejor director. Abajo un fragmento de una entrevista con Zanetti publicada en el número de marzo de esta año de la revista Caras y Caretas.

(Teatro del Fuerte, domingo 11/11. Foto: Cesar Tynik)

- Su primer trabajo en cine ¿fue en Afganistán?
E.Z: A los 19 años fui a Europa, y a los 20 fui por tierra con unos amigos a Pakistán, Irán... A mí me interesaba el sufismo, esa filosofía no religiosa con origen en Asia Central. Eran los años ’60, y si bien no fui a buscar un gurú como Los Beatles, fui como todo joven a por una búsqueda. Llegué a Afganistán y por distintas razones tuve la suerte de acercarme a Pasolini y sugerirle como locación para su Medea Turquía Central. Eso me valió mi primera experiencia en cine y trabajar con él en el departamento de arte.

-¿En qué se basa para crear, o recrear, mundos imaginarios o reales?
E.Z: Yo tengo la impresión de que todos los espacios en el universo son imaginarios. En Oriente dicen que la realidad es una ilusión, pero que la verdad siempre es mostrada. Por ejemplo, el lugar donde estamos ahora refleja mi idea de Buenos Aires, de cómo era mi infancia, etc. Lo que yo hago, en el teatro o el cine, es seleccionar algunas imágenes de esa ilusión y darle una forma que ilustre el conflicto dramático, las fuerzas que se oponen en el texto.

- ¿Cómo es trabajar en Hollywood?
E.Z: Yo creo en la adaptabilidad, ser adaptable es la base de la supervivencia. Siendo argentino, y con mi formación europea, fui a trabajar allá no para aportar sobre lo técnico sino sobre otras cosas, como mis conocimientos en Historia del Arte. Pero al hablar de estas cosas allá hay que ser flexible, ellos no son intelectuales como nosotros.

- Ganar un Oscar ¿en qué le redundó?
E.Z. El Oscar a mí no me cambió la vida, pero creo que me cambiará la muerte. Es que seguro que lo primero que dicen es Ganador de un Oscar (Risas). Es un punto, son marcas en el espacio y en el tiempo que ocurren en la vida de todas las personas. Estoy contento, aunque no significa nada muy especial.

- Me ha dicho que el segundo acto de su vida fue en Los Ángeles, y el tercer acto es entre Los Ángeles y Argentina. ¿Se siente cómodo aquí?
E.Z: Hoy siento que a la Argentina tengo cosas que devolverle. He vivido muchas argentinas, y la Argentina de hoy, a pesar de sus contradicciones, me gusta, me encanta, es mucho mejor que muchas argentinas que vivimos antes en medio de conflictos tremendos y tiranías militares. Pero no le pido nada al país: todo lo que no pude hacer acá, lo hice afuera.


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