domingo, 8 de noviembre de 2015

30 Festival de Cine de Mar del Plata. Apunes 2. Ganadores.

Ya se conocieron los premios de la 30 edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y es grato saber que la película de la Competencia internacional El abrazo de la Serpiente de Ciro Guerra - una coproducción colombiana, argentina, venezolana- se quedó con el Astor de Oro a la Mejor película.


Teniendo en cuenta que entre los jurados se encontraba el Sr. Ricardo Aronovich (reconocido director de fotografía de títulos emblemáticos del cine local como Invasión de Hugo Santiago y que también trabajó con directores de la talla de Raúl Ruiz y Alan Resnais) el reconocimiento no sorprende. Es que si hay un aspecto que destaca de esta brillante película basada en los diarios de viaje de Theodor Koch- Grunberg  y Richard Evans Schultes, dos de los primeros científicos que recorrieron la amazonia colombiana en busca de una planta que creían medicinal, es el registro fotográfico en Super 35 mm.


La película alterna entre dos tiempos pasados: En uno un científico enfermo le exige a Karamakate que lo lleve al lugar donde se encuentra una supuesta planta sagrada. En el otro, nuevamente un científico, le exige a un solitario Karamakate que lo lleve al lugar donde se encuentra la misma planta sagrada. Filmada en riguroso blanco y negro, la película es una exploración sobre el encuentro de civilizaciones, pero también una meditación sobre el tiempo y la explotación de la naturaleza por manos de las corporaciones. Y a pesar de estar atravesada por referencias a otros relatos que abordaron el tema (Apocalipsis Now. Aguirre la Ira de Dios, El nuevo Mundo) el film de Guerra logra una voz absolutamente personal y de las más interesantes que ha dado el cine latinoamericano en los últimos años. Es que El abrazo de la serpiente es una película contemplativa (fiel a cierta tradición del cine de la región) pero al mismo tiempo bien construida en términos de trama. Es una aventura atrapante, local y folclórica pero no localista; es ideológica y sumamente política, pero sin maniqueísmos o declamaciones.


El resto del jurado estuvo integrado por el español Isaki Lacuesta (brillante director español  de títulos como La leyenda  del tiempo,  Los condenados, Los pasos dóciles entre otros), Marco Müller (director de festivales como Rotterdam, Roma y Venecia), Fiorella Moretti (directora de NDM, compañía especializada en ventas de cine de autor  de y hacia América Latina con sedes en México y Paris) y Elvio Gandolfo, ensayista y literato.

El director esloveno Iván Ostrochovsky se llevó el Astor al Mejor Director en la Competencia Internacional por Koza: un film austero, también sólidamente fotografiado, en colores, interpretado por un boxeador que hace de boxeador: Peter Koza Balaz antiguo luchador olímpico. Si hay algo que sorprende de este relato enjuto, de pocas palabras y rigurosa cámara fija es que ninguna de las peleas está filmada con la “ideal” steady de un lado u otro de los contrincantes. Es más, la última pelea (definitoria) solo es representada desde el fuera de campo. Esta elección es un verdadero acierto y seguramente ese fue uno de los aspectos que tuvo en cuenta el jurado al momento evaluar: La decisión del director de quitarle a la, o las peleas, todo sesgo de espectacularidad para concentrarse en el día a día de un luchador de las  bajas ligas que casi compite por el plato de comida, incluso arriesgando su propia vida, que tiene como manager a un ventajero y debe, además, mantener a una familia. En el periplo de Koza y su manager también emerge una Eslovenia desintegrada, sórdida, oscura. No por casualidad en la espalda del buzo de Koza leemos ESLOVENIA.  

(izq. Atom Egoyan)

El Premio del  Público, como anticipó quien suscribe en algunas intervenciones radiales, quedó en manos del consagrado director armenio-canadiense Atom Egoyan. Recuerda es una película que indaga en la vida de unos sobrevivientes del Holocausto  y tiene en el magistral Christopher Plummer  y su composición de Zev a su principal aliado. Este, con una incipiente enfermedad mental, acude al llamado de uno de sus compañeros del geriátrico para ejecutar una promesa que le había hecho a su difunta esposa, Ruth.

Recuerda, seguramente será recordado como el trabajo más lineal del director canadiense. Sin embargo es un film bien llevado que va mutando y, sobre todo, hace mutar a su personaje principal y lo que sabemos sobre él de manera magistral. Escrita por el joven Benjamin August, que de vuelta de un viaje a los Estados Unidos sintió que ya nadie hablaba de la guerra de Vietnam y pensó hacer algo similar con el Holocausto, la trama está construida en torno a la omisión y la memoria suprimida. En este punto, no sorprende que el director de origen armenio se haya sentido atraído por una historia que dice lo que no dice: el eje de sus anteriores trabajos, de Exótica a El Dulce Porvenir, fue justamente ese.

Sin embargo, a diferencia de sus películas construidas en forma de collage informacional, aquí los espectadores no dejamos de seguir ni un momento al personaje principal y los indicios que este, de una manera absolutamente hitchcockiana, va dejando en el camino y se resignifican al final. Mychael Danna, el colaborador de Egoyan desde hace años, aporta lo suyo a este trabajo sobre lo siniestro. Como le confirmó el cineasta a quien suscribe, la hermana de esta película es El viaje de Felicia donde Bob Hoskins (Hitch valga el guiño) interpretaba a un asesino serial que era el perfecto vecino. 

A propósito de cómo fue mutando su grupo de actores a lo largo de los años y si eso tuvo implicancias para su trabajo, Egoyan sostuvo “me interesa el diálogo con el público y para eso tengo que recurrir a estrellas.”. Aún así en sus trabajos, como en Adoration, siguen apareciendo su familia fílmica y real: En este Arsineé Khanjian, su esposa, interpreta uno de los roles. Recuerda se estrenará en los próximos en la Argentina. 

(En un salón del Hotel Provincial de Mar del Plata. Izq. Atom Egoyan, derecha quien firma) 

Los premios restantes de la Competencia Internacional recayeron en Erica Rivas que por su trabajo en la peícula La luz Incidente del argentino Ariel Rotter se llevó el Astor a la Mejor Actriz, en los actores de El Clan, de, chileno Pablo Larraín que también se quedó con el Premio al Mejor Guión.




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