https://www.youtube.com/watch?v=rtPPeXhzStY&feature=youtu.be
lunes, 23 de junio de 2014
En AM, Televisión de acá
Seguimos con la modalidad video que discurre sobre distintos temas de cine, en variados programas de televisión. En este caso, una conversación sobre la crítica de cine, el gusto de los críticos, el cine iraní y otros temas en AM, televisión de acá - un clásico de la zona Oeste del Gran Buenos Aires - junto a Raúl Héctor Martínez Martín "Coco" Oyharzábal Ubaldo Luna Noemí Zamora Nora Rosso.
https://www.youtube.com/watch?v=rtPPeXhzStY&feature=youtu.be
https://www.youtube.com/watch?v=rtPPeXhzStY&feature=youtu.be
sábado, 7 de junio de 2014
Eugenio Zanetti: un hombre del Renacimiento
Eugenio Zanetti es cordobés. A
fines de los años ’60 se fue del país en busca de darle rienda suelta a su
enorme talento. Si bien ya tenía experiencia en el teatro, su primer trabajo en
el cine fue, ni más ni menos, que de la mano del director e intelectual
italiano Pier Paolo Pasolini. Nunca se imaginó ganador de un Oscar, pero se
ganó uno. Es también un gran pintor, tiene una serie
de óleos sobre la Guerra de Malvinas muy impactantes. Esta conversación tuvo
lugar en marzo del 2012 a propósito del estreno de Secretos de Pasión donde se
encargaba de toda la dirección de arte. Ese mismo año lo reencontré en
noviembre en Tandil Cortos. La foto de más abajo que
ilustra la entrevista fue tomada allí, en el Hall del Teatro del Fuerte. En ese
entonces estaba en plena etapa de pre-producción de Amapola que se estrenó el jueves en Buenos Aires. La película – más cercana a una concepción teatral de la imagen que cinematográfica- se
traslada por distintos tiempos de manera operística y fue íntegramente filmada en el Delta argentino. Más abajo algunas ideas de un
artista argentino muy singular, un hombre del Renacimiento que nació en esta época.
L.C: ¿De dónde le viene su
interés por crear, o recrear, mundos imaginarios o reales?
E.Z: Yo tengo la impresión de que
todos los espacios en el universo son imaginarios. En Oriente dicen que la
realidad es una ilusión, pero que la verdad siempre es mostrada. Por ejemplo,
el lugar donde estamos refleja mi idea de Buenos Aires, de cómo era mi
infancia, etc. Lo que yo hago, en el teatro o el cine, es seleccionar algunas
imágenes de esa ilusión y darle una forma que ilustre el conflicto dramático. Lo
que yo hago es pensar cuáles son las fuerzas que se oponen, y ver como eso lo
puedo plasmar visualmente.
L.C: Su vida transcurre entre
Córdoba, Los Ángeles y Buenos Aires, pero tengo entendido que su primer trabajo
fue en Afganistán…
E.Z: Primero fui a Paris, Italia,
a Europa a los 19 años, y a los 20 fui por tierra con unos amigos a Pakistán,
Irán... A mí me interesaba mucho el sufismo que es una filosofía no religiosa
que tiene su origen en Asia Central. Eran los años ’60, yo no fui a buscar un
gurú como Los Beatles, pero también, como todo joven, fui en una búsqueda.
Llegué a Afganistán y tuve la suerte de acercarme a Pasolini y sugerirle para
su Medea Turquía Central, y eso me valió mi primera experiencia en cine.
Pasolini fue muy amable y trabajar con él en el departamento de arte fue un
shock para mí en ese entonces. Fue una experiencia muy rica, muchos meses en
Turquía e Italia.
L.C: ¿Usted entonces tiene una
formación más europea, y asiática que norteamericana?
E.Z: Sí, nosotros en esa época
nos nutríamos de cine europeo, ya sabíamos quiénes eran Truffaut, Pasolini, el
mundo nuestro, de mi generación, era el cine europeo, no el norteamericano.
Habíamos leído a Leo Salas, y sus exégesis de Bergman, a Alsina Thevenet.
Estábamos en contacto con ese mundo que tuvo la Argentina de vanguardia. De
hecho, aquí se descubrió a Bergman antes que en Europa, y Tarkovsky era un
éxito de taquilla. Que este director sea un éxito de taquilla en Buenos Aires,
y Córdoba es algo inusitado para el mundo.
L.C: ¿Cuál es su base hoy?
E.Z: Mi base del segundo acto fue
Los Ángeles, mi base del tercer acto es la Argentina, y Los Ángeles. Construí
un hotel en Córdoba con un socio donde puse algunas cosas de cine y donde
pinto.
L.C: ¿Se siente cómodo en la
Argentina actual?
E.Z: He vivido muchas Argentinas.
Nunca pienso en el pasado, ni el futuro, la Argentina de hoy me gusta, me
encanta, es mucho mejor que muchas Argentinas que vivimos antes en medio de
conflictos muy tremendos y tiranías militares, pero no le pido nada al país:
Todo lo que no pude hacer acá, lo hice afuera. Una vez estaba dirigiendo una
obra de Noel Coward y como era inglés estaba prohibido dije: Buenas noches.
Creo que uno tiene que vivir a veces circunstancias que no son las mejores y
ver qué se puede hacer con eso. Hoy siento que a la Argentina, con todas sus contradicciones, tengo cosas que
devolver.
L.C: La exposición de pinturas
que está armando ¿tiene que ver con eso?
E.Z: Sí, son más de 50 pinturas.
Hace poco pinté un cuadro que tiene que ver con lo político que se llama La
Masacre del Belgrano donde está Margaret Thatcher rodeada de monos en un Mar
Negro que quiero que quedé acá, no es un panfleto, es una expresión artística.
Es muy difícil hablar artísticamente de ciertas cosas: hay que crear una obra
que no sea solo emocional, pero que reflejo lo que pasó, o cómo uno lo vio…
L.C: Ganar un Oscar ¿en qué le
redundó?
E.Z. El Oscar a mí no me cambió
la vida, pero creo que cambiará la muerte (ja!) Es que seguro que lo primero que
dicen es Ganador de un Oscar. Es un punto, son marcas en el espacio y en el
tiempo que ocurren en la vida de todas las personas. En realidad, yo pienso que
más que por la que gané Restauración
me lo merecía por otra en la que también estuve nominado Más allá de los sueños. Estoy contento, aunque no me significa nada
muy especial.
L.C: ¿Cómo es trabajar en
Hollywood?
E.Z: En primer lugar yo creo en la adaptabilidad, ser adaptable es la base
de la supervivencia, y siendo argentino, con mi formación europea, yo fui a
trabajar allá no para aportar sobre lo técnico sino sobre otras cosas. Por
ejemplo, sobre mis conocimientos en Historia del Arte. Pero en Estados Unidos
hay que ser muy flexible y cuidadoso al hablar de estas cosas porque allá no es
como acá que somos más intelectuales. Yo usé allá mis ventajas de ser argentino
al máximo.
jueves, 5 de junio de 2014
Maléfica de Robert Stromberg
Mala, mala, mala… eras
La última película de Disney
construye una Maléfica, la bruja de la Bella Durmiente del cuento de los
hermanos Grimm, distinta a la conocida incluso en otras versiones de la misma
compañía. En primer lugar, porque toda la historia la vemos desde el punto de
vista de Maléfica, un hada de origen
benévolo que muta en un ser oscuro porque un hombre, Stefan, la conquista,
enamora y le ofrece un amor interesado. En segundo lugar, porque esta Maléfica
no es tan terrorífica como sí lo es la de las versiones anteriores. Y no son
solo estos los contenidos divergentes de una producción que, por otro lado,
cumple con su cometido de contar una historia para niños y hacerlo con destreza
y pulso narrativo.
Como en otras películas de Disney
en Maléfica el mundo es dual: en este caso, por un lado se encuentra el reino
de los humanos y por el otro el reino de la naturaleza donde el Hada – Angelina
Jolie, verosímil en su papel- gobierna con mucha bondad, alegría y simpatía
hasta que los hombres codiciosos lo quieren invadir. Ella no tiene claro si
Stefan está a favor de esta invasión y sucumbe frente a su seducción
manipuladora. A partir de allí se desencadena una guerra donde cada una de las
partes luchará hasta el final y realizará los gestos más aberrantes: la
mutilación de una hermosa hada, por un lado y su respuesta: el hechizo a una
beba hermosa por el otro.
La crueldad en las películas de
Disney no es una novedad como tampoco lo son los niños huérfanos: la comunión
que tiene la niña Maléfica con el niño Stefan que la viene a cortejar se da,
entre otras cosas, porque ambos no tienen padres. En este caso, no se nos
muestra “la muerte” de los progenitores pero desde el comienzo se evidencia la
condición de orfandad. De todas maneras, esta tiene una característica que hace
de Maléfica, desde el comienzo, algo diferente: los niños son huérfanos de
padre y madre y generalmente la que fallece es la madre. Recordemos sino la
reciente Nemo, o más atrás en el tiempo, Bambi.
Una explicación de por qué no
vemos la muerte de la madre – ni siquiera de la madre de Aurora con la que esta
no tiene relación- podría ser que Maléfica
es una película esencialmente de mujeres, donde estas tienen el control de la
acción y son las auténticas protagonistas. Y en parte lo es: después de los
éxitos de Frozen y Valiente, donde lo femenino también
tenía su lugar, parece ser que Disney – una factoría que ha moldeado un
imaginario no exento de valores, jerarquías, patrones de conducta e iconografía
donde la mujer es muchas veces vista como un adorno o un acompañamiento – está
reviendo su mirada hacia la mujer o, si uno se pusiera pesimista, está
aceptando que las mujeres son grandes consumidoras de películas que
protagonizan otras mujeres.
El “clásico” Disney, entonces, no
hay que buscarlo en la trama principal sino en el lugar, y la casi nula
presencia de la mamá biológica de Aurora que responde a los patrones tradicionales
de la factoría: primero es entregada por el Rey a Stefan como si fuera un
trofeo, luego es vista solo como una incubadora y por último, en la casi única
escena que aparece (cuando Maléfica irrumpe en el castillo) acata lo que dice
su marido.
Hay en Maléfica, también, una marcada autoconciencia que se explícita – fiel al estilo de la alta comunicabilidad en
las películas de Hollywood- en el final cuando una voz off dice algo así como “quizás te contaron otra historia”. ¿A
quiénes les contaron otra historia? A las mamás (o los papás) que llevan a ver
Maléfica a sus hijos. Es decir, Disney toma conciencia de sí mismo y toma nota de
que sus figuras y sus contenidos, por ende, están cambiando. Y esto no se lo
explica a los niños que por primera vez se están enfrentando a esta historia
sino a los adultos que los acompañan.
El viraje se aplica sobre el
género y también sobre la figura héroe- villano porque en el citado desenlace además se hace mención a que en esta historia el héroe no era tan héroe y el
villano no lo era tanto, una cosmovisión contemporánea que en algún sentido
justifica las acciones violentas y aberrantes que se cometen del lado del Hada,
y del lado del Rey Stefan, el papá de Aurora, la Bella Durmiente por unas horas.
Sin embargo, Disney sigue
trabajando con ese sustrato de lo connotado, de la imagen dentro de la película
asociada a su logo – que la ha utilizado desde Fantasía en adelante- y aquí es fácilmente rastreable en el
castillo lejano - la auto cita al Parque
de diversiones- donde habita el Rey. Eso no es lo único que se mantiene, lo
principesco es también un ingrediente común: Aurora no deja nunca de ser una
princesa y Maléfica tampoco y ambas son poseedoras de una belleza especial.
En los últimos años Disney ha
sido más permeable a dejarse influenciar por contenidos que no eran comunes a
su universo, y también por otras películas en 3 D o adaptaciones de cuentos que
han sido exitosas en la taquilla - como El
Señor de los Anillos- y Maléfica no es la excepción. Como en la primera
aquí también hay árboles devenidos en seres poderosos o monstruos que parecen
orcos.
Con todo, a nivel estético Maléfica es una película que cumple bien
su cometido de película de fantasía de alto presupuesto y utiliza la artillería
visual que dispone el mercado para crear un producto que capta la atención y
contiene interesantes escenas entre las tres hadas benévolas, las cuidadoras-
una suerte de Tres chifladas en 3 D- y
Aurora (la actriz Elle Fanning elegida por Sofía Coppola para Somewhere), y también entre esta y
Maléfica.
.
lunes, 2 de junio de 2014
Primer Congreso de Estética del Cine
El Grupo Art-Kine, la Universidad
de Buenos Aires y el Departamento de Lenguas y Literatura Románica de la
Universidad de Viene invitan a participar del Primer Congreso de Estética del Cine.
Estéticas transnacionales en el cine contemporáneo que se realizará en Buenos
Aires el 4, 5 y 6 de noviembre del 2014.
“Lo transnacional puede entenderse como una categoría socio-estética y geo-política, es decir, como una herramienta conceptual, y simultáneamente como un marco teórico que nos permite abordar los diferentes cambios, las variadas problematizaciones que se libran en el campo de las producciones audiovisuales, en el actual contexto de la globalización. La expansión de límites territoriales y culturales que se proponen desde las producciones audiovisuales contemporáneas construye un universo de símbolos compartidos mundialmente por sujetos situados en lugares distantes del planeta que lleva a la construcción de una memoria colectiva mundial."
"Este Primer Congreso se propone reflexionar y teorizar sobre el concepto de cine transnacional y los imaginarios de representación que conlleva, así como sobre sus posibilidades de producción y distribución, y sobre sus modalidades de circulación y recepción. El enfoque que se prioriza promueve el abordaje interdisciplinario e interdiscursivo de este fenómeno que es parte constitutiva de una importante porción de la producción cinematográfica y audiovisual actual.”
Los interesados pueden consultar la página web del Congreso donde
podrán informarse sobre las modalidades de inscripción y participación. El
link, más abajo:
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