miércoles, 5 de junio de 2013

El Gran Simulador

El Gran Simulador de Néstor Frenkel  no solo sigue en cartel sino que a un mes de su estreno ha sumado nuevas salas. Compartimos abajo la nota completa publicada en el número de mayo de la revista Caras y Caretas.


Por Lorena Cancela

Un género que algunos consideran menor, el documental, a veces termina siendo más interesante que muchas ficciones. Y el estreno este mes de El Gran Simulador la película de Néstor Frenkel sobre Héctor Lavandera, más conocido como René Lavand, es una prueba. A tiempo,  el genial ilusionista que prefiere reconocerse como “experto en cartas y artista”, y tuvo una participación cinematográfica en Un Oso Rojo, tiene una película que lo honra, lo descubre, lo muestra con el respeto y la admiración que un hombre como él, mundialmente reconocido, se merece. Como dice Frenkel: “Lavand es en lo suyo equivalente a  Maradona, (o al Papa!)”

La historia de René Lavand es conocida entre de sus seguidores: A los 9 años un accidente hizo que perdiera su mano derecha, pero no su interés por las barajas. Pero El Gran Simulador no es una película sobre el giro trágico de su vida, es sobre el hombre, el artista que es seguido por miles y miles de personas a lo largo y ancho del mundo: España, Francia, Estados Unidos, Japón, y también Colombia, Venezuela, México. “Alguien que desarrolló un arte para el que aparentemente tenía todas en contra, y pudo convertir las dificultades en ventajas revela una fuerza, una fe y una inteligencia poco comunes.”, sostiene Frenkel.

El documental se posa en el presente de Lavand con su esposa, en su casa de Tandil y su laboratorio, como le gusta llamarlo, con su paño verde donde todas las mañanas se sienta a practicar y a crear. “Cuando llegue la inspiración que me encuentre trabajando” dice Lavand citando a Picasso. Y también arremete: “La gente cree que soy culto pero en realidad soy un traficante de frases, aunque algo he aprendido en esta vida”. Ese aprendizaje tuvo que hacerlo solo (de allí su autodidactismo) porque en el mundo del ilusionismo no existían libros para zurdos y mucho menos que les falta una mano. “Aprender a aprender” es uno los lemas que le trasmite a algunos discípulos, muy pocos, porque Lavand se rehúsa a ser un “fabricante de artistas”.

La fama transnacional de René es tal que, incluso, fue invitado al famoso programa norteamericano “Ed Sullivan Show”. A propósito de cómo consiguió el sorprendente material de archivo de la película Frenkel nos cuenta: “Estuve buscando entre coleccionistas varios, además del propio archivo de René. Miré muchas horas de material y traté de privilegiar lo que me sirviera desde lo cronológico que no fuera lo más visto o conocido, que lo mostrara a René en distintas partes del mundo y que no redundara en  los juegos que yo mismo había registrado con mi cámara. Además, tuve la suerte de conseguir un material  desconocido, incluso para René: una filmación casera en 16 milímetros del año 1960 que aparece en los créditos.”

Dentro de este material de archivo los espectadores podrán ver una entrevista que un periodista español le hace a Lavand donde le comenta que existen rumores sobre su persona como por ejemplo que  usa solo una mano para hacerse el pícaro, o que no la usa porque recibió un disparo pues andaba en asuntos no lícitos. Pero como dice el ilusionista lo suyo solo son las “nobles trampas”. Lavand demuestra un humor, y un buen humor, a prueba de todo. Pero cuanto tiene que ponerse serio no duda en afirmar que necesitó de mucha fuerza y voluntad para sobreponerse del golpe que le dio la vida.

El documental de Néstor Frenkel – realizador también de Construcción de una ciudad  y Amateur- describe, se acerca al misterio Lavand y a su sorprendente universo (con su colección de bastones, su casa de madera con ascensor, su gato negro, una mano colgada como timbre, buen vino y buena grapa) con interés genuino: “Filmar la intimidad de su laboratorio me dio la posibilidad de ver su trabajo despojado de ciertos ornamentos que usa en sus apariciones públicas, y así conseguir un retrato cercano y cálido.” cierra Frenkel.


Su mayor acierto como documentalista es no querer ser más, como realizador, que al gran artista que retrata e intenta conocer sin preguntas capciosas, con las ganas de compartir con nosotros, o de tratar de entender, que hay detrás, o delante, de este hombre excepcional que afirma: "No se trata de que la trampa no se vea, se trata de que ni siquiera se sospeche" El Gran Simulador se podrá ver este mes en: Malba, Monumental y Cosmos UBA.

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