domingo, 28 de octubre de 2012

Los Salvajes y Moonrise Kingdom


Dos películas muy distintas (Los Salvajes de Alejandro Fadel, y Moonrise Kingdom de Wes Anderson) se unen al ser, de alguna manera, reescrituras contemporáneas del cuento de Hansel y Gretel.


Ambientada en las sierras cordobesas (un lugar que el realizador eligió por sentirse menos familiarizado que con las montañas de su Mendoza natal) la primera cuenta la “historia” de un grupo de chicos que se escapan de un “reformatorio” y comienzan a deambular por el monte. Los Salvajes, si bien tiene un tono sombrío y serio (acentuando por la música ambiental), no elude (quizás sin proponérselo) cierta comicidad (como cuando uno de los personajes aparece vestido con la piel de un jabalí).

En la línea del cine que inauguró el argentino Lisandro Alonso (de escasos y secos diálogos, silencios en medio de una naturaleza como expectante, sacrificios a animales) Fadel da una vuelta de tuerca. Porque si Alonso, con total coherencia., quería mostrar la vida de un hachero en medio de la Pampa, Fadel se entusiasma mucho más con el estilo (demostrando que se puede filmar en un entorno incómodo, por ejemplo), y no contento con eso construye una tesis sobre el mundo y el ser humano.

Porque ¿a qué salvajes alude el título? ¿A los chicos que se escaparon del reformatorio y matan porque sí? Sin ningún tipo de motivación, como si una bala, o un tajo fuera igual a un erupto que se les escapó del estómago. Sino tengamos en cuenta la reflexión que hace uno de ellos de que es “un hijo de puta porque es hijo de puta”. A ver, es cierto que a lo largo de la historia de la filosofía la tesis de que el hombre es un “asesino por naturaleza” ha tenido más o menos vigencia. Pero en los albores del Siglo XXi ¿estamos en condiciones de sostener esa misma hipótesis?

En el universo de Los Salvajes parecería que sí. De todas maneras, no es la parte moral de la fábula lo que quiero discutir sino pensar a esta con relación al cuento de referencia. En el cuento dos niños comienzan a vagabundear por un bosque y llegan a un lugar que parece mágico pero termina siendo peor del que salieron. Este lugar está controlado por una bruja. ¿Cuál es la moraleja entonces? Que los niños deben permanecer en el hogar (y esto vale tanto del adulto como de los niños). Lo sintomático en Los Salvajes es que el lugar al que llegan no es peor del que se fueron, es igual. 

En la película de Wes Anderson, por el contrario, el lugar al que llegan los niños perdidos es radicalmente diferente. ¿Por qué? Porque está gobernado por el amor. Su lugar, un auténtico no lugar que los dos niños crean con poco y nada, es el lugar utópico, el lugar ideal que, por supuesto, los adultos serán los encargados de destruir.

El mundo “salvaje” de Fadel, por el contrario, no tiene revés. No tiene un no lugar al que llegar y es exactamente igual al mundo de todos los días: de los asesinatos, de los animales faenados, del desamor, del individualismo (recordemos que una a uno los chicos se van separando). El mundo de Anderson es, por el contrario, el mundo que no es. El mundo solidario, loco de amor, a conquistar, con códigos de amistad, de tareas comunitarias. El mundo como es y el mundo como debería ser, dos tesis que se debaten en el seno del cine contemporáneo.

domingo, 21 de octubre de 2012

Festival 4 + 1


Este año se repite el Festival 4 + 1 que se desarrolla simultáneamente en distintas ciudades, y va rotando su sede. Hace unos años la base fue Buenos Aires y en este marco visitó el país el director tailandés Apichatpong Weerasethakul. El conversatorio fue interesante: el director se mostró sincero, romántico y mostró un cortometraje de su autoría: I’m Still Breathingmade  de la banda de rock tailandesa Modern Rock. Recuerdo que el corto exploraba el cuerpo masculino a través de una mirada amorosa, y una cámara como deseosa de esos físicos jóvenes.

En esta oportunidad, su tercera edición, la sede central del festival será Río de Janeiro y allí se dará cita Werner Herzog: el año pasado Ciudad de México fue la sede central e invitaron a la realizadora japonesa Noemí Kawase. En Buenos Aires, las películas se proyectarán en la Lugones. Gran acierto de esta edición volver a una sala popular que se caracteriza por fomentar la cinefilia desde hace muchos años. Algunos de los directores que forman parte de la programación son  el citado Herzog, Johnnie To, Abel Ferrara y Chantal Akerman.

(Werner Herzog)

De esta última se exhibirá su trasposición de la novela La Folye Almayer de Joseph Conrad que se exhibió también en el pasado Mar del Plata. La película, cuyos cautivantes escenarios no hacen caer a la cineasta en el exotismo, cuenta las vicisitudes de una mujer en medio de una sociedad patriarcal donde el coloniasmo ha dejado su huella.

La atmósfera de la película es densa porque denso es el entramado de referencias culturales que se dan cita en la misma Nina (de padre blanco, y mamá asiática). Akerman explora el espacio de una manera animal, casi felina, y de allí surgen sorprendentes movimientos y emplazamientos de cámara muchos de los cuales, imagino, fueron captados con botas de goma. El final es epifánico, una barca se aleja por un río hacia algún lado, hacia una conquista más chica pero igual importante que la de un continente: la conquista de uno mismo.

También en este marco podrá verse Bellflower de Evan Glodell.  Cuando la vi, el tratamiento de la imagen me recordó a los créditos de True Blood (la serie de vampiros de HBO) porque había cierta desprolijidad/prolija en la película. ¿Qué significa este oxímoron? Me explico: es una película de amores trash, con sangre y fuego de por medio, pero  todo está mostrado de una manera  cool. ¿Me expliqué? No sé, pueden ver la película de todas maneras.

El resto de la programación es muy atrapante (se puede chequear en su página web). Personalmente espero poder ver la película de Abel Ferrara: 4. 44 El último día en la Tierra.
                                                               www.festival4mas1.com

lunes, 15 de octubre de 2012

El auge del documental en América del Sur

Si un género se destaca en el actual escenario del cine de la región es, sin dudas, el documental. Y el Primer Festival de Cine de la UNASUR/SAN JUAN comprobó una vez más la vitalidad de un género que año a año crece en número, calidad y diversidad. Así no sorprende que el Jurado en esta categoría (Jaguaribe, Jacobsen Camus, Domènech) haya otorgado un premio compartido a Nacer del colombiano  Jorge Caballero y Con mi corazón en Yambo de la ecuatoriana María Fernanda Restrepo Arismendi.

Dos películas igual de sorprendentes aunque diferentes en sus estrategias narrativas. Nacer cuenta la historia de un grupo mujeres que llegan a dar a luz a los hospitales públicos de Bogotá. En cada testimonio se pueden escuchar sus dudas, o certezas, pero el contraste más fuerte se da entre la manera de enfrentar el tema por parte de los médicos y por parte de las futuras mamás. “La película muestra la ausencia de comunicación que hay entre lo humano y lo mecánico, entre la familia, las madres y todo el personal sanitario. Son dos maneras de entender el nacimiento, son dos maneras de entender la vida”, dijo en una ocasión Caballero.

Con mi corazón en Yambo elige el relato en primera persona que utiliza como materia prima el archivo y también la investigación personal. Es que la realizadora, Restrepo (con la producción de su amiga Randi Krarup), es una de las víctimas del desgarrador hecho que narra el documental: En 1988, en plena democracia ecuatoriana, sus dos hermanos desaparecen. María Fernanda tenía 10 años, sus padres colombianos estaban de vacaciones, y ella esperaba en la casa de una amiga a que Santi y el Nene la pasen a buscan: nunca llegaron. A partir de allí comienza una búsqueda desesperada por parte de sus padres quienes, sin suerte, se enfrentan a un sistema policial perverso y corrupto que oculta lo que la familia, y un testigo de la propia policía, sostiene: que los hermanos fueron detenidos, torturados y arrojados al Yambo (una laguna de las afueras de Quito) por un grupo policial de “elite”. 

(María Fernanda)

Inspirados por las Abuelas de Plaza de Mayo, los Restrepo llevaron adelante su lucha solos en la Plaza del Centro Histórico de Quito durante décadas. En las más de dos horas que dura el documental (casi nada comparado con la lucha de esta familia) vemos a la realizadora increpar a los sucesivos presidentes, y a los policías implicados en el caso. Uno de estos comete un “lapsus” horroroso negando lo que su inconciente trae a la luz: que los hermanos fueron detenidos. Es espeluznante ver como María Fernanda increpa cara a cara a cada uno de los policías quienes, cínicamente, le siguen negando su participación. La película fue vista en el Ecuador actual por más de 160 000 espectadores, y el gobierno del presidente Correa puso a disposición de la familia equipos de rastreo para bucear en la laguna los cuales, aún, no han encontrado nada. 

Papá Restrepo y Señora estuvieron en San Juan con la calidez que caracteriza a los ecuatoriamos. Aquí dejo una foto de su paso, y del mío, por la provincia.

(Pedro José y Martha Cecilia Restrepo)

martes, 2 de octubre de 2012

Entrevista en El Telégrafo, Ecuador

Este mes voy a subir dos textos (uno que se publicará en Caras y Caretas, y otro publicado en Desistfilm) pero mientras tanto subo esta entrevista que me hicieron unos colegas ecuatorianos en 2009.