domingo, 3 de junio de 2012

Entrevista Marco Bechis


En abril, Marco Bechis estuvo en el Bafici y presentó su último largometraje Il Sorrisso del Capo. Marco nación en Santiago de Chile, pero vivió gran parte de su infancia y adolescencia en la Argentina hasta que se fue a estudiar a Italia. Al volver fue secuestrado y estuvo preso en un centro de detención clandestino. Hoy reside en Roma pero tiene ganas de volver a vivir en la Argentina. Al conocerlo sentí que saldaba la cuenta de pendiente de entrevistar a quien realizó una de las películas más emblemáticas y significativas sobre la Dictadura Militar: Garage Olimpo. Más abajo algunos pasajes de la conversación que también se publicó en el número de mayo de la revista Caras y Caretas.

L.C: La Sonrisa del Jefe (Il Sorrisso del Capo) es un montaje de películas que se filmaron durante el gobierno fascista de Mussolini donde usted explica cómo se sostenía entre la población el sistema totalitario. Las imágenes pertenecen al archivo Luce. ¿En qué consiste exactamente ese archivo?

M.B: El Luce es un archivo histórico que existe y se conserva en Cinecittá. Lo sorprendente es que el lugar donde en la actualidad se guardan y conservan las películas (filmadas en los años ’20 en pleno fascismo) fue construido por el mismo fascismo. El lugar hoy está tecnologizado y cumple con los mayores estándares de conservación, pero el edificio fue pensado en los años ’20.

L.C: Usted a esas imágenes de archivo, documentales, le dio una nueva significación. Una significación exactamente contraria: mientras que esas imágenes existían para glorificar el fascismo, desde el montaje que usted hizo pone en evidencia, por ejemplo, lo ridículo de ciertos gestos de Mussolini. ¿Cuál fue su método de trabajo?

M.B: La verdad, mi primera ley fue mi la intuición. Y gracias a la ayuda de una especialista en esos archivos, di con las imágenes que necesitaba. Pero mi segunda ley, no menos importante, fue la de usar el archivo de un lugar diferente al que se lo usa. Generalmente, se considera al archivo como que eso es la realidad, y por el contrario los archivos del Duce, la propaganda que él hacía, eran ficción pura. Lo que yo hice fue desenmascarar esa ficción. Lo que yo hice fue re manipular lo que ya estaba manipulado.

L.C: En la Argentina Garage Olimpo es una película emblemática sobre la Dictadura Militar fundamentalmente porque evidencia que la estética también es una cuestión de ética…. ¿Qué piensa de todo esto?

M.B: Hay una diferencia entre películas políticas y películas hechas políticamente. En la Argentina hay películas que hablan de temas políticos, pero son muy comerciales. Yo había visto La noche de los lápices, y La Historia Oficial y me parecieron, por motivos diferentes, malas. La primera porque estaba mal filmada, y la segunda porque era superficial. Aparte los directores habían pasado esos años viviendo en la Dictadura, haciendo publicidad. Lo que yo quería mostrar era la banalidad del mal, la burocracia. Obviamente ningún torturador fichaba para ir a torturar pero esa imagen explicaba lo que yo quería decir. Si bien yo cambié el sexo del protagonista (es una mujer), la película es muy personal, muy de mi autoría.

L.C: Lamentablemente cuando se estrenó, aún cuando tuvo una campaña de prensa importante, no fue a verla mucha gente. ¿Tiene alguna opinión al respecto?

M.B: En ese entonces mi socio y actor (Enrique Piñeiro, Fuerza Área Sociedad Anónima) gastó mucha plata y empapeló la ciudad con afiches. Yo hubiera puesto la película en un cine, y la dejaba allí para que la gente se tome su tiempo, pero él por su inexperiencia quiso hacer algo a lo grande, y derrochó mucho dinero. Hay que acordarse que los militares vivían entre la gente en ese entonces. Si la película está en 60 salas, y en una de las salas te encontrás a Astiz es lógico que la gente no tenga ganas de ir. Hoy acá se está haciendo Historia: ningún país, excepto Alemania, enjuició a los dictadores como se hizo acá. Ahora que están todos los militares presos me siento con ganas de volver a vivir en la Argentina.


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