viernes, 18 de marzo de 2011

Texto publicado en Revista Lindes, en diciembre del 2010


Lo nuevo y lo nuevo
Por Lorena Cancela

"Nosotros, por nuestra parte, somos los primeros cineastas que sabemos que Griffith existió.” (Jean Luc Godard).

En los últimos años distintos críticos, teóricos y profesionales del cine, han homologado los nuevos cines de fines de los ’50, con los nuevos cines de la década del ’90. Inclusive los han llamado de igual manera. En este artículo, más allá de la conocida polémica por la nomenclatura, nos proponemos reflexionar sobre qué aspectos son comparables entre ambos momentos, y cuáles no, para demostrar que habría que reflexionar sobre los paradigmas que utilizamos en pos de comprender algo del tan heterogéneo cine contemporáneo.

El cine en sus inicios eligió como tema de representación, y a diferencia de la fotografía (2), al “momento cualquiera” (las tomas de vista de los Lumière). Sobre éste, a contramano de lo que había ocurrido con la pintura, construyó sus teorías, y explicaciones del mundo. Para los estudiantes de cine seguramente sea el nombre del teórico André Bazin el más conocido dentro de la corriente que, allá por los años ’50, creía que la imagen develaba algo de la ‘ambigüedad de la realidad’.
En la misma época, se hizo fuerte el concepto de cinefilia. Ésta, a mediados de los años cincuenta se relaciona fundamentalmente con Francia (3). Allí, André Bazin fundó la revista Cahiers du cinéma, sistematizó la profesión del cinéfilo y promovió tanto al neorrealismo como a determinados realizadores norteamericanos. Así surgió la nouvelle vague. Con el tiempo, esta última inspiró e impulsó (con su modo de producción alternativo y original estética) a que otros realizadores, en distintas partes del mundo, se sientan interesados por la realización.
En la Argentina, por ejemplo, la llamada Generación del ’60 dialogó con aquella. Uno de sus representantes, Manuel Antín, afirma: “Por entonces creo que ya había visto Los cuatrocientos golpes o alguna otra película de Chabrol. Godard. Chabrol, Truffaut, Bergman eran los directores que nos interesaban, y eran como nosotros: Vivían en otros países, pero llegaban al cine no por el camino de la educación sino por el de la literatura, la pintura. Una de las características importantes de esta generación es que fue una reunión espontánea de nombres que hicieron determinadas películas y compartían el rótulo de cine hecho en la calle junto con nuevos actores y, en algunos casos, técnicos.” (4)
Por supuesto, esto debe entenderse también dentro de un contexto donde las industrias cinematográficas nacionales transitaban su ocaso. Aunque ese es tema para otro artículo. La influencia de la nouvelle vague se hizo sentir también en otros países. En Irán, por la misma época (los ’60) nació el nuevo cine iraní, y en la Argentina la Generación del ’60 (también llamada cine callejero). Estos tenían como referencia a los nuevos cines europeos. Así, si en Sin Aliento de Godard la cita es sobre el rostro de Humphrey Bogart, en las películas de Antín las referencias son a las películas francesas.
Sin embargo, esos nuevos cines de los ’60, ’70 (y en pocas palabras: los procesos históricos y sociales son más complejos e intrincados), se vieron sofocados, a principios de los ’80, por los contextos políticos, y la creciente (aunque constante desde los ’20) hegemonía de Hollywood en lo que atañe a la distribución, y exhibición de películas. Hubo que esperar hasta mediados de los años ’90 para volver a hablar de nuevos cines.
A diferencia de lo que pasó en nuestro país, estos nuevos cines fueron denominados por distintos autores como segundos nuevos cines. Dentro de éstos, podemos nombrar al segundo nuevo cine taiwanés, y el segundo nuevo cine iraní (5), y a sus directores Hou Hsiao hsien, Tsai Ming liang, y Abbas Kiarostami…
Ahora bien, ¿no será también el indicio de  un estado de cosas que estemos refiriéndonos a directores asiáticos? Si se armara un libro de ruta de la cinefilia de los últimos 60 años, se visualizaría un camino  que, a grandes rasgos, podría describirse así: Los cinéfilos franceses admiraban el llamado cine de autor de Hollywood, luego los cinéfilos de los países emergentes del S.XX (ej: Argentina, Taiwán, Irán) admiraron a los franceses, y en la actualidad, como devolviéndonos el gesto, cierta cinefilia francesa (se puede observar la programación de la Quincena de Realizadores, o Un certain regard en el festival de Cannes de los últimos años) tienen como objeto de su afecto a películas de realizadores asiáticos, o argentinos.
Pero no nos vayamos de tema. A los nuevos cines de los ´60 y los ’90 los une, entonces, la cinefilia (6). Podríamos agregar que también los aúna el hecho de querer a filmar a cualquier costo, fuera de estudios, con actores no profesionales, o desconocidos por el gran público. Mas ¿el estado del cine mundial es igual que al de los años ’50, ’60?


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