Esto no es un BALANCE, ni una
LISTA
Este es un pequeño recorrido
sobre este año 2016 en el cine. No es una lista de las mejores películas (aunque están algunas de las que me gustaron e inevitablemente hablo de directores) ni tampoco
quiero que termine siendo un autobombo de todo lo que hice. Quiero que sea un
texto igual al que se puede escribir en los diarios personales…. Aquí va… No tiene una estructura lineal, ni lo corregí tanto.
Quiero que sea como un material en bruto.
(Paterson)
Está el mito de que los críticos
de cine son directores de cine frustrados. Nunca terminé de entender bien esa
frase aunque sí me pasó en algunos momentos de sentir como un cansancio, un
hastío, por tener que presentar la película de otro: ya sea de forma gráfica u oral. Es que cuando se
transita ese camino que algunos definen como el periodismo cinematográfico y
uno se “profesionaliza” (con las particularidades del caso porque la profesión
atraviesa muchos cambios) se entra en algunos casos en la encrucijada de tener
que difundir aquello que no te convence del todo.
No estoy diciendo que haya
realizado un corto porque no me gustaba lo que veía (eso de alguna manera animó
a los cahieristas franceses) digo que hice un corto porque en un momento sentí
que poner tanto la cabeza en el cine me estaba llevando a un callejón sin
salida, un callejón donde sentía que todo se ponía demasiado frío. Y yo no
quería que el cine (o eso que llamamos cine) fuera un espacio frío para mí. Por
otro lado, tenía enormes ganas de contar la historia de una perra callejera que
llega a un edificio de clase media (aunque los que lo habitan se crean que son
de clase alta) y de repente con su presencia modifica algo del entorno.
Estuve dos años pensando la
historia y cómo hacerla hasta que recuerdo perfectamente el día que me levanté
y dije tengo que empezar. Hoy “Días de Perra” existe, se presentó en distintos
festivales, y aunque pudiera tener sus imperfecciones, creo que para ser mi
primer trabajo se la banca bien. Yo la hice con intuición, sumando gente linda
al proyecto, y con honestidad. Tratando de vencer ciertos fantasmas, buscando
recuperar las ganas de jugar, la fantasía. Básicamente, el cine para mí había
sido fantasía y quería volver a eso.
Hacer el corto me produjo distintos
efectos. Por ejemplo, empecé a disfrutar más el hecho de ir al cine a ver: cine
independiente, cine comercial, los cortos. Hacer el corto me dio más ganas de
ir a la sala de cine, de sentarme a oscuras, de dejarme llevar. Fue como un
renacer. En ese renacer empecé de nuevo a escribir regularmente sobre los
estrenos (como lo hacía desde mis inicios en el extinto sitio otrocampo) en
otro sitio y hoy lo sigo haciendo y continué con mis columnas en la radio 2 x 4
en el programa de Rómulo Berruti. En ese camino vi (y si quieren tómenlo como
mi lista) películas fantásticas como la reciente estrenada “La Llegada” de Denis Villeneuve con guión de Eric Heisserer o “Animales Nocturnos” e Tom Ford. Ambas tienen la particularidad de
que están interpretadas por Amy Adams, una actriz que valoré y empecé a tener a
cuenta desde “La Duda” y ambas son películas de, estimo, mediano presupuesto
pero que aprovechan eso al máximo y están llenas de cosas interesantes sobre
todo porque dan vuelta los géneros.
"La llegada" es una pura filosofía envuelta en un formato de ciencia ficción. Es una suerte de "El árbol de la vida" de Malick pero sujeta al género de ciencia ficción con extrarrestres incluídos. No tengo más que palabras de elogio y admiración para con el film y el director, Villeneuve, que viene demostrando talento desde "Incendies". Una traductora tiene que decodificar a unos extraños seres que por algún motivo desconocido, eso es lo que ella tiene que descubrir, llegan a la Tierra. A partir de ahí ocurre lo más alucinante que dio Hollywood en el último tiempo poniendo en el centro de la escena a una mujer que debe con su inteligencia descifrar cómo comunicarse con ellos para saber qué quieren. Mientras tanto, se enfrenta a fuertes imágenes de lo que cree es su vida. El final, aunque sugerido, es sumamente emocionante.
"Animales Nocturnos" es una película pequeña en comparación y en manejo del lenguaje cinematográfico pero con la excusa de visitar al Oeste Norteamericano termina tejiendo un thriller dramático con cowboys maltrechos y un padre de familia norteamericano que no puede defender a su familia.
"La llegada" es una pura filosofía envuelta en un formato de ciencia ficción. Es una suerte de "El árbol de la vida" de Malick pero sujeta al género de ciencia ficción con extrarrestres incluídos. No tengo más que palabras de elogio y admiración para con el film y el director, Villeneuve, que viene demostrando talento desde "Incendies". Una traductora tiene que decodificar a unos extraños seres que por algún motivo desconocido, eso es lo que ella tiene que descubrir, llegan a la Tierra. A partir de ahí ocurre lo más alucinante que dio Hollywood en el último tiempo poniendo en el centro de la escena a una mujer que debe con su inteligencia descifrar cómo comunicarse con ellos para saber qué quieren. Mientras tanto, se enfrenta a fuertes imágenes de lo que cree es su vida. El final, aunque sugerido, es sumamente emocionante.
"Animales Nocturnos" es una película pequeña en comparación y en manejo del lenguaje cinematográfico pero con la excusa de visitar al Oeste Norteamericano termina tejiendo un thriller dramático con cowboys maltrechos y un padre de familia norteamericano que no puede defender a su familia.
¿Hacer el corto me dio una mirada
distinta sobre el cine?
No necesariamente aunque amplíe
mi nivel de tolerancia, comprensión y admiración. De tolerancia porque cuando
veo una película que no me gusta o considero mala me enojo menos. De
comprensión porque atravesar la experiencia de encarar un rodaje y ponerse al
hombro una película (aunque sea chica como la mía) no es una tarea nada fácil.
Y admiración porque al ver lo dificultoso que es hacerla y que esta sea
medianamente visible me re encontró con aquellas grandes obras maestras que vi
a lo largo de mi vida. En ese punto aunque suene exagerado llegué a algunas
conclusiones: Hitchcock era un genio total y absoluto, fue el Leonardo Da Vinci
del Siglo XX. Orson Welles no se quedó atrás y la revolución que significó la nouvelle vague es, en la actualidad un
legado que hay que seguir a rajatabla.
Algo pasó en mi canon al volver a
pensar en la nouvelle vague y re ver
algunas películas. Terminé de querer más a Truffaut que a Godard. Esto no
quiere decir que haya dejado de valorar a Jean Luc, simplemente llegué a pensar
que “Sin Aliento” es una de sus obras más acabadas junto con “Vivir su vida”, y otras más, pero me parece que en algún punto
Jean Luc en sus últimas obras llegó a odiar al cine y un poco al mundo. Hay
razones pero el cine ¿no debe recuperar algo de la fantasía?
En este punto me puse a pensar que
Vincent Minelli, y algunos de sus musicales como “Un americano en Paris” que
son absolutamente hiperrealistas donde todo es hermoso, o más hermoso que como
es en la vida, quizás no sean tan malos como creímos. A la luz, mejor dicho a
la penumbra, de que cada vez que veo un capítulo de la serie Walking Dead después tengo pesadillas
aterradoras con zombies malignos quizás tendríamos que replantearnos o ponernos
a pensar los críticos si los musicales pasatistas no son, en realidad, algo
bueno para la sociedad. Yo veo la serie y quiero soñar con Rick pero no… el
lindo nunca aparece siempre son los zombies.
Y hablando de musicales, la
partida de Debbie Reinolds es algo triste. No soportó la partida de su hija y
se fue con ella. ¿Cómo no recordarla con su destreza, gracia y dulzura en “Cantando
Bajo la Lluvia”? Con “Cantando bajo la lluvia” tengo el ejemplo perfecto de
revisión del canon que comentaba: Sigo pensando que es una película de una
Major que vanagloria ese sistema y es más quiere educar a los que se “salen de
la norma” pero en medio de todo eso también creo que se permite sus licencias
sus escenas apoteóticas que trascienden toda estructura productiva y que son
parte del imaginario de un mundo como la famosa de la lluvia. ¡Qué hermosa
idea! Alguien bailando locamente bajo la lluvia y en la calle, fuera de un
teatro. No importa que el agua sea leche y la calle un estudio: importa creerse
todo eso.
Por eso creo que David Lynch
sintetiza de alguna manera lo que puede ser hoy el cine para mí, en el Siglo
XXI. El cine de Lynch es fantasía. Es sueño, pesadilla, es locura, es viraje de
la trama hacia otros lugares (como una especie de Elige tu propia aventura y
sino recordemos el comienzo de “Terciopelo Azul” cuando la cámara se va al
pasto con los insectos) es critica al sistema, es admiración por el sistema. Y
es alguien que le llega a los cinéfilos que vienen atrás, que los hay, los hay.
No por casualidad, está dando vueltas un documental su persona hecho por gente
extemporánea a Lynch: David Lynch. The Art of Life.
De todas maneras, la película más
hermosa que vi en el 2016 es Paterson de Jim Jarmush. Es una oda a la belleza
del mundo, a la poesía, al amor. Es una película maravillosa que me produjo un
placer enorme. Es una película que exalta al hombre que tiene un trabajo común
(es colectivero) y que sin embargo está conectado todo el tiempo con su
sensibilidad, con el mundo inmaterial. Si hubiera más hombres así el mundo se
salvaría. Ojalá se estrene esta película así la veo de nuevo, en pantalla
grande.
(Entrevistando a Abbas Kiarostami en Melbourne)
Para terminar, unas palabras al
recuerdo de la partida de Abbas Kiarostami. Los que más o menos me conocen
saben lo importante que fue en mi vida cinéfila pero más allá de eso fue el
cineasta más importante de la última década del Siglo XX. Sus películas son
pequeñas gemas y no solo por su costado contra informacional (que desde ya lo
tienen) sino porque son la prueba de que la magia existe y está muy cerca
nuestro aunque no podamos descifrarla. Mucho se ha dicho sobre su obra y su
costado documental, de actores no profesionales y locaciones naturales pero
poco se ha dicho sobre la magia en sus películas como la de los patitos que
atraviesan el lente en “Five”. Me queda esa tarea pendiente.
¡Feliz 2017 para tod@s!