María Seoane, ensayista, documentalista, periodista comprometida, está en las vísperas del estreno de Eva de la Argentina una película animada sobre la vida de Eva Duarte de Perón que escribió y dirigió. La banda de sonido es de Gustavo Santaolalla. Más abajo un fragmento de una conversación publicada en el número de octubre de la revista Caras y Caretas dedicado a las películas que hacen Historia.
L.C: María ¿por qué quiso contar la historia de Eva?
M.S: Quise contar la historia de Eva porque es la mujer política que más admiro, no solamente de nuestra Historia, sino de las historias de otros países. Y está muy anclada en mis recuerdos infantiles: cuando Eva murió yo tenía 4 años, pero recuerdo las imágenes de mi madre llorando y de que su nombre siempre estuvo presente como un hada benéfica para mi familia. Y sacando documentales extraordinarios, como La tumba sin paz de Bauer y Bonasso, las reconstrucciones ficcionales tenían el problema de que no eran ni Eva, ni Perón los que estaban en la película. Además, sentía que Eva había existido en la Historia argentina 8, 9 años, su registro documental abarca un período muy breve de la Historia.
L.C: Entonces ¿qué período de la vida de Eva narra la película?
M.S: Toma desde su infancia, su muerte, hasta su azarosa posteridad, con el robo del cadáver, y su descanso en la tumba que hoy está en Recoleta. La película tiene 2 finales, uno real y otro no. Yo pensé que para hablar realmente de la historia de Eva había que hablar no solo de lo registrado sino de aquello que cruzó su historia: la metáfora sobre sus orígenes, sus pasiones, los sentimientos que atravesaron su vida: la pasión, el rencor, la venganza, la entrega, el compromiso.
L.C: ¿Por qué eligió cederle el punto de vista a Rodolfo Walsh para que cuente esta historia?
M.S: Es un homenaje al periodismo, y a mi admirado Walsh con el cual me identifico. Él reunía el rol de periodista, como soy yo, el rol de narrador, como soy yo, y el rol de militante comprometido con las ideas como yo me identifico. Pero él es un personaje de ficción porque toma mi punto de vista pero lo que dice, o cuenta, es lo que yo veo, o siento de la historia. Él también tiene autodeterminación: es como alguien que cuenta la historia, pero habla de sí mismo al contarla. Y a través de él lo que yo hago es hablar de mi generación, la más extraordinaria del S.XX porque estuvo dispuesta a comprometerse pasionalmente con el cambio político de la Argentina, más allá de sus aciertos, o desaciertos.
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