A raíz de un intercambio epistolar vía e-mail con Sebastián Nuñez, y la lectura de Cine coreano contemporáneo: Cultura, identidad y política de Hyangjin Lee editado por Santiago Arcos y traducido por María del Pilar Álvarez y Bárbara Bavoleo (un libro que recomiendo por la cantidad y calidad de información que aporta sobre la cinematografía del título en los últimos 100 años y la valentía de su autora) comparto este texto y entrevista publicada en "Los Adulterios de la Escucha. Entrevista con el otro cine" (La Crujía)
La penumbra
del S.XXI
Una entrevista
con Whang Cheol Mean, de Corea del Sur
(Buenos Aires, 2005)
Digámoslo en
pocas palabras... Al igual que existe el ‘latinoamericanismo’ -esa cualidad de complicada definición tan
usada por el marketing y junto con él por las películas del ‘maisntream’ al
poner en pantalla personajes morochos o con acento español moviéndose en
circunstancias “típicamente” latinoamericanas, o al “importar” - como en el
caso de Diarios de Motocicleta (2004, Walter Salles)- la figura del Che Guevara
para transformarla en otra completamente distinta y aggiornada con relación a
su original, también existe el ‘orientalismo’.
Como su
compañero el ‘latinoamericanismo’, este último podría definirse como la idea
que tiene el llamado primer mundo de los conocidos como ‘países emergentes’,
pero en este caso focalizada en Asia.
Hollywood sabe
de estas cosas y por eso ha incorporado realizadores y actores asiáticos en su
staff. En el caso de los primeros, los ha convocado para que desarrollen muchas
de las coreografías visuales más interesantes de los últimos años. Generalmente
los segundos han corrido con menos suerte y han sido llamados, sobre todo, para
actuar en situaciones ‘típicamente’ asiáticas como la levitación, las artes
marciales, las peleas entre mafias y demás.
Sin embargo,
con el advenimiento de los ‘otros cines’ esa imagen de Asia se fue
transformando a través de miradas más integradoras y un nuevo mundo apareció
frente a nuestros ojos. Aunque lamentablemente, como pasa la mayoría de las
veces, esa imagen después se haya cristalizado y entonces ‘lo oriental’ se
empezó a asociar con la ‘contemplación’ (recordemos sino Primavera, verano,
otoño, invierno... y primavera (2003, Kim ki-duk), con la extrema violencia
(valga la parodia al respecto que es Brother de Kitano (2000), o con el
juego erótico- sexual de las adolescentes en jumpers, los dominadores y las
dominadas, etc. Y como en Latinoamérica existen películas ‘for-export’, en Asia
también.
Aunque hay
otras aproximaciones... Y una de ellas está representada por la del realizador
surcoreano de Spying Cam (2004): Whang Cheol Mean...
Lorena
Cancela: ¿Tiene alguna relación con el teatro?
Mean Cheol
Whang: Tengo mucho interés por las distintas formas de expresión: puede ser el
teatro, puede ser la literatura, puede ser el cine o el video. Yo considero que
todos estos medios coexisten en nuestra vida cotidiana, pero lo hacen de una
forma desorganizada. Lo que yo busco con mi película es concientizar a la gente
de que cada uno de esos elementos conviven entre nosotros, me interesa
ubicarlos en ese desorden y hacerlos visibles para todos.
En este
sentido es que puede decirse que el cine es una fusión de los diferentes medios
artísticos que existe en la sociedad humana, el cine es capaz de heredar todo
el legado cultural de la historia de la humanidad. El cine puede unir todos
esos medios en un solo canal.
Puede decirse
que el eje principal del cine es la unión de los ejes principales de las otras
formas de expresión artística.
L.C: ¿Cómo
vamos de allí a la política?
M.C.W: Yo creo
que el mensaje político no debe ser entendido como una cuestión contemplativa.
La gente está muy acostumbrada a entender del cine, a gustar del cine por la
película en sí, pero esa etapa ha sido superada. Por ejemplo, la luna: ya no se puede estar en una posición
meramente contemplativa con la luna porque este satélite ha sido dominado por el hombre, el hombre ha
pisado la luna.
Es decir,
estamos terminando con una etapa de contemplación y debemos avanzar hacia una
etapa de conquista. Lo mismo debe suceder con el cine: debemos terminar con una
etapa de contemplación pasiva.
Todo lo que ha
producido la humanidad en estos años debe impregnarse en el cine, el cine debe
ser capaz de reflejar toda esa cantidad de material de la humanidad.
Debemos
superar la etapa precoz, inmadura, en la que uno se ríe de una travesura, ya no
podemos quedarnos en ésta .
El cine debe
ser capaz de tratar los temas políticos porque la política en sí es un aspecto
nato de la cultura humana: existió, existe y va a existir en las sociedades humanas.
Es decir, es natural que el cine ahora deba tratar temas tan sensibles, pero
tan propios de la humanidad.
L.C: ¿Y lo
hace ?
M.C.W: Durante
el S.XX el cine ha sido una rama del arte que ha cumplido un rol ornamental.
Esto se puede comparar con la estructura de una familia donde, metafóricamente
hablando, el rol del jefe de la familia ha sido ocupado por la literatura.
Dentro de este grupo, el cine ha cumplido el rol del hijo menor porque como ha
sido el hijo único del siglo XX, éste se puede dar el lujo de hacer cualquier
cosa, de hacer travesuras a su gusto. Y como el resto de los integrantes de la
familia no le han prestado atención por ser el hijo menor, el cine ha sido
dominado por meros comerciantes que lo han mercantilizado.
Mirando
retrospectivamente, en este momento del inicio del S.XXI, la imprenta ya no
cumple más el rol protagónico de ser el hijo mayor. Ahora todos los años hay un
premio Nóbel en la literatura, pero: ¿Cuántos realmente leen esas novelas
premiadas con ese galardón? Porque la gran mayoría de la humanidad obtiene
todas sus experiencias intelectuales y emocionales a través de las imágenes, no
ya de los medios gráficos. Pero aún así, el medio visual permanece en ese lugar
infantil e inmaduro de ser el hijo menor.
¿Qué va a pasar
con esa familia? Metafóricamente hablando esa familia va a entrar en un estado
de carencia y de eso se hará una especie de lío. Y ese lío se refleja en la
situación de nuestra sociedad.
Si personas
como Bush pueden cometer ese acto de vandalismo atacando a un país como Irak
por su propia voluntad, eso se debe a que estamos en un momento de debilidad
intelectual y cultural. La literatura ha perdido el protagonismo absoluto en
esta coyuntura, y el cine lo toma como algo totalmente ajeno a sí mismo, que no
le pertenece como obligación. Así hemos metido en un tacho de basura toda la
racionalidad cultural de la humanidad.
Si en un
festival de cine la gente se junta a aplaudir las travesuras de este hijo
menor, estamos frente a una situación completamente absurda.
L.C: Teniendo
en cuenta todo esto: ¿Qué opinión tiene con respecto al fenómeno Old Boy (2004,
Park Chan-wook) desde que ganó el premio en Cannes en el 2004 y todo lo que
aconteció después?
M.C.W: Yo
considero que es un fenómeno que se debe a que nosotros todavía permanecemos en
la penumbra del S.XX. En este siglo hemos experimentado fuertemente la
expansión y al asentamiento casi perpetuo del capitalismo que ha dejado como
una de sus herencias el ‘orientalismo’.
Cuando la
gente mira este tipo de películas, las mira a través de este lente.
El
‘orientalismo’ es la fantasía que se tiene en Occidente con respecto a lo
oriental. La búsqueda de las carencias de Occidente en un imagen como
idealizada.
Este prejuicio
que se tiene hacia Oriente distorsiona la búsqueda en una película.
Particularmente Tarantino, quien premió a Old Boy, tiene una alta carga de
orientalismo, de prejuicio hacia Oriente pues se ha nutrido básicamente de
películas de Clase B provenientes de Hong Kong, del noir Hong Kong, y refleja
eso en sus decisiones.
También de
parte del occidental europeo ha habido una inclinación a prestarle particular
atención a la violencia que existía en el Oriente. Surgen como arquetipos que
nacen en las películas de artes marciales de Hong Kong, o las películas de
samuráis de Japón. Y tomando esos elementos Tarantino elabora su película...
Como un alter-ego de su película nace una parte opuesta en Asia que es Old Boy.
Por causa del
orientalismo, Old Boy fue sobrevalorada. La gente debería tomar distancia de
esto, pero hay otros que lo aprovechan y hacen de esto un mercado propio.
L.C: ¿Qué otra
película sería representante de este ‘orientalismo’?
M.C.W: Un
realizador como Kim ki-duk, especialmente, mercantiliza el tema de la
violencia. Muchas veces filma pensando en el espectador occidental y son sólo
ellos los que ven sus películas. Kim ki-duk puede ser pensado como una especie
de intelectual de la nueva etapa colonial.
Esto es una
paradoja porque las películas de Kim ki-duk son producidas por coreanos, hechas
por coreanos, pero apuntan a un público extranjero: el espectador coreano se
acerca a ese tipo de películas como si fuese una película extranjera.
Una cosa es un
producto nacional que se exporte hacia afuera, y otra cosa es un producto hecho
en un país para mera exportación. Ahora, si el empresario burgués lleva a cabo
ese tipo de actividad es un fenómeno natural, pero si un cineasta tiene ese
tipo de actitud o lleva adelante ese tipo de actividad es algo que no debe ser
tolerado.
El cine como
arte adquiere valor cuando entra en comunicación y diálogo armónico con la
generación de esa época.
L.C: ¿Está de
acuerdo con la política cultural de su país con respecto a lo cinematográfico?
M.C.W: En un
principio, como director de cine doy la bienvenida el apoyo que da públicamente
el gobierno a la realización y al desarrollo del cine, pero me opongo a la
formación de los malos entendidos, de esas fantasías de las que le hablaba...
Y un poco lo
que se está produciendo es como el armado de una vidriera donde se exponen
diferentes cosas. Aunque cuando alguien adquiere un producto visto en esa
vidriera y ve que realmente lo que ha adquirido no es lo que esperaba, el
armado de la vidriera produce un efecto contraproducente.
L.C: Spying
Cam tiene un presupuesto bajo: ¿Esto es una decisión ética?
M.C.W: Yo creo
que el director de cine es un luchador, cuando sale a la guerra debe tomar las
armas, pero dependiendo del arma de que disponga sale a dar batalla de manera
diferente. Cuando un combatiente posee un solo rifle, no puede ir a asaltar una
base militar, a lo sumo irá a una comisaría.
Si yo tuviera
mayores recursos, más ‘armas’, tranquilamente daría combate en Hollywood, pero
mis medios son escasos y tengo que adecuarme a situaciones de lucha particulares.
L.C: Entonces, como creía la vanguardia del
período de entreguerras de las mundiales, el arte puede cambiar al mundo...
M.C.W: Yo no
estoy a favor de las vanguardias porque creo que son parasitarias de la
sociedad...
L.C: ¿La
vanguardia del período de entreguerras, o la vanguardia contemporánea ?
M.C.W: Lo que
se denomina generalmente la vanguardia: la de hoy o la de antes. Lo que ha
hecho la vanguardia fue crear una especie de Panteón de los dioses del arte que
provoca confusión en la generación de los jóvenes artistas, que no puede
orientar a los jóvenes.
Creo que
estamos en una situación crítica como género humano en sí, y el arte es un arma
muy importante para poder revertir un poco esta situación. Estábamos hablando
de que el arte, incluyendo al cine, debe poder devolver la racionalidad que
perdió el género humano.
L.C: ¿Qué hace
Ud. como presidente de la
Asociación de Cine Independiente de Seúl?
M.C.W: Mi
objetivo ideal sería desde el cine independiente poder darle combate al cine de
Hollywood, pero reconozco que los límites son agudos y fuertes. En este sentido
lo que hoy habría que hacer es buscar una estrategia adecuada para poder
combatir.
Esto sería en
el plano simbólico porque en la realidad, la asociación misma está en crisis
pues los directores que buscaron estos objetivos, ya no buscan canalizar su
lucha a través del cine independiente. Básicamente estamos en una etapa de
fortalecimiento de las bases... Yo hago lo que puedo, todo lo que está al
alcance de mis manos.
Y teniendo en
cuenta Spying Cam - una película cercana a la estética de los realizadores del
largometraje Manifiesto capitalista : trabajadores del mundo,
¡acumulen ! (2004, Kim Gok, Kim Sun) – que experimenta con la lengua
cinematográfica y con un cuarto, una cámara, un libro y cuatro personajes filma
una película política de las más interesantes de los últimos años, le creo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario